Una banda roba en 22 iglesias del entorno rural

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos Llera PONTEAREAS / LA VOZ

PONTEAREAS

ALBA PEREZ

Guláns es la última parroquia donde se ha perpetrado un asalto en el que solo se llevaron cien euros del cepillo

28 ago 2015 . Actualizado a las 20:24 h.

Cuando toda la parroquia de Guláns dormía, conmocionada por el suceso de la muerte de un disparo de uno de sus vecinos más famoso, los ladrones no perdían el tiempo.

El majestuoso templo de Gulans de 1840 tiene unos macizos muros de piedra granítica y una fachada labrada. Pero uno de sus laterales presenta una puerta que es aparentemente robusta pero que fue rota y horadada por los delincuentes.

Los intrusos la rompieron y entraron en el interior pero solo se llevaron unas monedas, las que encontraron en una hucha de las que se ponen para dejar limosna a los santos.

El robo fue posible porque el cura párroco se encuentra de vacaciones estos días. De otro modo podría haber visto a los ladrones desde su casa ya que la única forma de ver ese lateral es desde la vivienda del sacerdote. Pero como estaba fuera de sus residencia, la casa rectoral, no pudo advertir lo que sucedía en el exterior, en una zona tranquila poco transitada situada a unos seis kilómetros del casco urbano. «Solamente se han llevado dinero del cepillo ningún objeto de valor, unos cien euros, según me ha dicho el párroco de Ponteareas, porque yo estoy fuera de vacaciones», señala el titular de la parroquia de Guláns, que añade que «ha sido más el valor de lo que han destrozado que lo que han robado», señala José Antonio Rouco.

Esta no ha sido la única iglesia asaltada por la noche durante este verano. A lo largo de los meses de julio y agosto los ladrones han entrado en 22 templos de zonas rurales de municipios de O Condado y también de otras zonas como Louriña o Fornelos de Montes. Todos los robos se han producido este verano.

Las sospechas de las fuerzas de seguridad están encaminadas a un grupo organizado formado por unas cuatro personas jóvenes que presuntamente utilizaría palancas y destornilladores para forzar las entradas en los templos y llevarse preferentemente dinero.

Pero no solo han robado dinero en metálico sino que también han sustraído objetos de aparente valor como cálices de color dorados que finalmente no resultaron ser de oro, aunque lo aparentasen. También se llevaron de alguna capilla una medalla que adornaba una imagen de una advocación de la Virgen.

Pero los sacerdotes cada vez son más cautos y no dejan en el templo ningún objeto de valor. Lo único que suele haber en las pequeñas iglesias que salpican las parroquias de la comarca son petos de ánimos o de santos en las que los devotos dejan sus pequeñas limosnas esperando la intercesión del santo ante sus peticiones.

Para las fuerzas de seguridad no es fácil resolver este gran número de robos. Al parecer los ladrones han actuado enmascarados por lo que averiguar su identidad solo es posible si son sorprendidos cometiendo flagrantes delitos. Los agentes tiene que patrullar una gran cantidad de caminos rurales y resulta complicado sorprender a los ladrones justo cuando están actuando. Pero por otra parte el daño que se está causando al patrimonio religioso es muy importante y los fieles de los templos están muy molestos con este tipo de acciones delictivas.