Lista de espera para instalar placas solares y bajar la factura de la luz

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

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Mónica Torres

El trabajo en viviendas unifamiliares de empresas como Ipedornes, en Oia, se dispara

04 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El bum de las instalaciones fotovoltaicas se extiende por los municipios del área de Vigo. La energía solar se ha convertido en el refugio de las familias ante la escalada de precios y hay empresas instaladoras que tienen una importante lista de espera. «Hace dos años la gente aún se mostraba reticente y poníamos unas siete en todo el año. Este llevamos 15 instaladas desde febrero y tenemos 60 clientes en lista de espera, que ya han aceptado el presupuesto, esperando que podamos montársela», indica Santiago Pérez Alonso.

Este electricista e ingeniero industrial en automática y electrónica de la empresa Ipedornes, con 25 años de trayectoria, asegura que la demanda actual es «una auténtica locura». «Pasamos de tener que ofrecer la energía solar fotovoltaica a casi no poder asumir tanta carga de trabajo», explica. Posiblemente tengan que ampliar la plantilla pero, aunque la demanda evidencia el potencial de este sector, Pérez advierte que cuesta «encontrar trabajadores cualificados y con ganas».

Cada vez más familias sucumben al autoconsumo fotovoltaico. «El bum comenzó a raíz de la línea de subvenciones de 11 millones de euros que la Xunta sacó en diciembre, mes en el que además se disparó el precio del kilovatio hora. Hay también un porcentaje de personas que las piden únicamente por ser una energía sostenible y también funciona el efecto llamada», señala el profesional.

No existe un perfil de cliente fijo. En su caso, están haciendo instalaciones nuevas, tanto en viviendas unifamiliares de Vigo como en las comarcas de O Val Miñor y O Baixo Miño. La visible proliferación de este tipo de instalaciones en las demás comarcas del área metropolitana, tanto en casas como en empresas o instalaciones públicas, evidencia que la tendencia es generalizada.

Los proyectos son adaptados a cada caso, con una horquilla de precios variable en función de la demanda de cada cliente. «La instalación depende del consumo de cada casa, no del tamaño, y las ayudas dependen de los kilovatios pico instalados», apunta Santiago Pérez. De media, los proyectos se mueven entre los 5.000 y los 8.500 euros. «En la mayoría de casos instalamos las que miden cuarenta metros cuadrados, que son las idóneas para familias con un consumo de entre 6.000 y 7.000 kilovatios hora al año. Son de 6,3 kilovatios pico, que es la potencia máxima que pueden producir en determinado momento del día», añade. Con la subvención de la Xunta que las empresas instaladoras tramitan en el Instituto Enerxético de Galicia, el desembolso puede reducirse hasta la mitad, con una ayuda de 3.500 euros.

La cuenta se puede hacer también con proyección. «Esa instalación se rentabiliza en seis años sin subvención y en tres con la ayuda», señalan desde la firma de Oia. Además del autoconsumo, los propietarios de estas instalaciones, pueden también vender su energía. Hay instalaciones que generan más de lo que se consume y esos kilovatios de excedente se venden a la suministradora eléctrica. Las ayudas se incrementan además ante un inminente aumento de nuevos consumos que obligan a prever más gastos como los coches eléctricos y las bombas de calor.