El centro vecinal de Oia logra la licencia de ocupación 32 años después de iniciar su actividad

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

OIA

XOAN CARLOS GIL

La directiva desconocía la situación y se propuso regularizarla

07 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La licencia de primera ocupación del centro sociocultural y deportivo de la parroquia de San Miguel de Oia llega cuando ya llevan casi 32 años desarrollando actividades en favor de todos sus vecinos. Fue en diciembre de 1989 cuando el Concello autorizó la construcción del edificio de cuatro plantas y 1.930 metros cuadrados de superficie en Camiño Currás.

La Gerencia de Urbanismo les concedió el permiso en una de sus recientes sesiones, cuando los representantes vecinales ya acumulan una larga trayectoria en la organización de cursos y eventos variados. A la hora de regularizar la situación, más vale tarde que nunca. «Entiendo que otros vecinos que han dirigido la asociación, hayan estado más en otras cosas y no en esos papeleos», afirma su actual presidente, Ángel Goberna.

La junta directiva se llevó la sorpresa de que solo estaban escriturados los terrenos, pero no el edificio y se propusieron regularizar la situación. «Nunca hemos tenido problemas, pero las cosas hay que hacerlas bien», explica el responsable para justificar la actual tramitación.

El fin último será lograr la licencia de actividad de un local «donde las autoridades locales y autonómicas están hartas de venir». Afirma que esta situación es muy común en el resto de las instalaciones sociocomunitarias construidas por los vecinos. «Es una tónica general, porque te preocupas por dar servicio a los vecinos y no por estas cosas, mientras que el ayuntamiento no se mete». Ángel Goberna afirma que no tiene nada que reprochar a los dirigentes que le han precedido en el cargo. «Todos somos voluntarios y nos hemos dejado la piel aquí», asegura.

El centro vecinal de San Miguel de Oia es una de las pocas entidades que continúa desarrollando actividades, siguiendo con los protocolos que marca la Xunta. Los vecinos siguen demandando participar en las actividades que organizan y los monitores necesitan seguir cobrando por su trabajo.