«Caos» en el camping de Oia y un hotel por 9 horas de apagón

OIA

Mónica

Los afectados confirman que estuvieron «incomunicados, sin agua ni luz» tras la caída de un árbol sobre la línea

09 ago 2019 . Actualizado a las 20:20 h.

«Fue un auténtico caos, perdimos reservas, alimentos y aún no hemos evaluado los daños en los electrodomésticos ni en la mercancía almacenada en tres congeladores llenos». Este testimonio, de la dueña del hotel Soremma, evidencia el impacto del insólito temporal que ayer azotó Galicia pero que se cebó especialmente con el municipio de Oia, donde se registraron rachas de viento superiores a los 100 kilómetros por hora. Esa parece ser la causa de la caída de un árbol sobre la línea de O Rosal, que, según confirma la compañía suministradora, afectó a 935 clientes. Pese a las adversas condiciones meteorológicas, los técnicos trabajaron a destajo pero aún así, el apagón llegó a ser de nueve horas en la zona de As Mariñas, donde, al menos 35 clientes quedaron sin suministro hasta medianoche. «La pesadilla comenzó a las tres de la tarde», explican los afectados. En el Soremma, que además de hotel tiene restaurante, tuvieron que cerrar las puertas directamente. «Vinieron dos parejas pero al decirles que no teníamos luz ya se fueron», explica Dolores Alonso. Tampoco tuvieron teléfono y de hecho, esta mañana, aunque habían recuperado la telefonía móvil, el fijo seguía estropeado, «por lo que a las reservas que perdimos ayer hay que sumarles las de hoy, en puertas de un fin de semana y del puente», apunta su marido, Bartolomé González. Fueron nueve horas de contratiempos. «No teníamos agua ni fría ni caliente, por lo que no se podía ni lavar los platos de la comida. No llegamos ni a servir el café, porque ya se había ido la luz. De noche solo pudimos dar servicio a los clientes hospedados y serviles algo frío, con ensaladas, fruta, y bocadillos fríos y todo con velas, hubo que hacer todo a la luz de las velas», recuerdan mientras empiezan a hacer recuento de los daños. La puerta de una habitación se estropeó y su inquilina no pudo entrar hasta esta mañana, «porque no teníamos teléfono ni para llamar a un cerrajero, así que esta mañana en cuando volvió el suministro la abrió mi marido con un taladro», recuerda Dolores Alonso. «Estábamos realmente incomunicados y no solo nosotros sino los clientes, que tampoco podían ponerse en contacto con sus familias», destaca Bartolomé González.

La situación no fue mejor en el Camping de Mougás, según relata Ana Otero, responsable que vivió en primera persona la jornada. «Fue caótico, hubo gente que marchó y clientes a los que tuvimos que devolverles el dinero por los enganches de la luz o hacerles descuentos, porque estuvimos nueve horas sin suministro y, por lo tanto, hasta sin agua», explica sin saber aún el alcance de los posibles daños en las instalaciones. En los dos casos, aunque reclamarán los daños, valoran la labor de los técnicos, «que estuvieron trabajando pese al temporal».