Dos mujeres se cuelan en la misa de Burgueira para estafar al cura con un supuesto bautizo

La Voz OIA / LA VOZ

OIA

M. Moralejo

Las implicadas mintieron al sacerdote y trataron de robarle

30 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos mujeres intentaron robar al párroco de Burgueira y Loureza en plena misa. El sacerdote estaba celebrando la eucaristía cuando vio entrar en el templo a dos mujeres que no conocía. «Supuxen que virían a comulgar, porque xa estabamos a esa altura da misa», explica. Las intenciones de las nuevas feligresas eran otras. Se fueron directamente a la sacristía, llevándose de paso las monedas que había en una cesta y que no superaban los cuatro euros. «Eu estaba pendente, puxeron as mans como pedindo perdón e eu lles dixen que prenderan a luz da sacristía», recuerda.

Al sacerdote le extrañó también las forma de expresarse. Les dijo que para bautizar al menor tenían que traer el certificado de nacimiento y un permiso del párroco donde hubiese nacido, pero las mujeres parecían tener la atención en otra cosa y le dijeron que se lo pusiera por escrito. Primero le contestaron «bruscamente» que el niño había nacido en España, luego en Ourense y, cambiaron de repente su argumento, cuando no fueron capaces de pillar en un despiste al sacerdote. Finalmente le dijeron que acababan de venirse a vivir a Burgueira, donde habían alquilado una casita, «con un bebé que lleva más de un día sin comer nada». Una de las mujeres, que se identificó como la madre del pequeño, añadió que además ella precisaba ayuda para su tratamiento médico porque no respiraba bien.

Había gente fuera de la iglesia esperando a que saliera el sacerdote y este pensó incluso en salir y dejarlas encerradas para avisar, pero se temió que pudieran provocar daños. Así que le preguntó cuánto dinero necesitaban y les dio un billete de 50 euros, porque le pidieron «38 para la comida del niño y un poco más para la medicación». Al sacar el dinero del bolsillo ellas se dieron cuenta de que tenía más billetes. Entonces se ofrecieron a ayudarle para quitarse el alba y fue entonces cuando quisieron ir más allá. «De repente una ya me había echado la mano al bolsillo y le dí un manotazo, Pónganseme fuera les dije, y ellas se fueron». El sacerdote cree que se llevaron algo más al irse.