12 familias se duermen en O Rosal y despiertan en Oia

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

OIA

Alcaldes y vecinos intentar frenar una decisión que ha desatado una rebelión conjunta.
Alcaldes y vecinos intentar frenar una decisión que ha desatado una rebelión conjunta. mónica torres< / span>

El catastro cambia de municipio las viviendas y los alcaldes negocian ahora una permuta de terrenos

16 oct 2015 . Actualizado a las 12:41 h.

Una docena de vecinos de O Rosal ha visto cómo, de la noche a la mañana, el catastro cambiaba sus viviendas para el municipio de Oia. La insólita situación trae de cabeza tanto a la treintena de afectados como a los alcaldes de los dos municipios limítrofes. Estos intentan alcanzar un acuerdo para evitar el sinfín de consecuencias que acarrea lo que todos en el lugar consideran un despropósito. Ninguno quiere ser de un municipio distinto al que nació o en el que reside desde hace décadas, pero de momento ya han tenido que pagar el IBI en Oia por primera vez.

«Si no se pone a esto una solución, tendríamos que cambiar de médicos, de juzgado, las domiciliaciones bancarias... Y no estamos dispuestos, porque somos un núcleo consolidado y queremos seguir siendo solo de O Rosal», explica Guillermo Vicente, un afectado. Todos los demás comparten la misma opinión. También los regidores, que buscan una solución.

La inesperada situación se debe a que el catastro hizo una revisión empleando la cartografía del Instituto Nacional Geográfico, explicó el regidor de O Rosal, Jesús María Fernández Portela. Esta nueva redistribución parte en dos el barrio de Sanxián, que con 86 empadronados pertenece a la parroquia rosaleira de Santa Mariña. Ponen la frontera en el río Covo y a los vecinos del norte los manda a Santa María de Oia. Los alcaldes acudieron ayer al lugar para tranquilizar ánimos y poner en común posibles alternativas. La solución para que las casas sigan en O Rosal es darle a Oia otros 15.000 metros cuadrados.

El interés común de todas las partes hace que la situación sea más llevadera, pero algunos como María Soledad Mariño reconocen que el problema les quita el sueño. «Lo peor es que se divida este núcleo, hay que conseguir lo mejor para los vecinos y ellos quieren seguir siendo de O Rosal», indica la regidora de Oia, Rosa María Otero Carballa.

Familias separadas por un río

Los testimonios de los afectados evidencian las importantes consecuencias que deberían asumir. Estar empadronados en un municipio pero con residencia en otro desata una acumulación de despropósitos, además de que los vecinos defienden su identidad. «Cando era pequena ensináronme que o Concello estaba en Oia, o xulgado na Guarda e a igrexa en Oia, e quero que siga así», defiende María Teresa Álvarez. Su madre, Concepción Mariño, de 86 años, es la veterana del barrio y lo tiene igual de claro. «Hai 61 anos que pasei para a zona norte do río Covo e aquí me quero quedar, no Rosal», insistía a los regidores. «Non sabemos o que vai pasar, agora xa nin sabemos de que administración dependemos», apunta Benito Pérez. Los alcaldes aseguraron ayer a todos que seguirán prestando la misma atención que hasta ahora «mientras no nos retiren las competencias y la ley lo permita».