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Los primeros robots para la vendimia se estrenan en O Rosal

Monica Torres
Mónica Torres O ROSAL

AGRICULTURA

M.Torres

Terras Gauda acoge la prueba piloto del ensayo internacional que impulsa la agricultura de precisión con inteligencia artificial para facilitar las labores de los recolectores y blindar la salud de los viñedos reduciendo el impacto ambiental

28 abr 2023 . Actualizado a las 18:49 h.

Terras Gauda es una de las bodegas pioneras en subirse al carro de la agricultura de precisión, que consiste en aplicar las nuevas tecnologías de la información (TIC), a las tareas agrícolas para mejorar la productividad y minimizar el impacto ambiental. En la bodega rosaleira arranca, con la vendimia, la primera prueba del proyecto de robótica, inteligencia artificial y big data que pretende poner al servicio de los viticultores y recolectores tecnología puntera que facilite y rentabilice su trabajo.

«En ningún caso los robots van a quitar puestos de trabajos, sino que van a ayudar a los operarios durante la vendimia y, a la vez, cuidar la salud de los recolectores», apunta el director técnico de la bodega, Emilio Rodríguez Canas.

Es una investigación internacional que se llama FlexiGroBots, impulsada por un consorcio europeo de 16 empresas y ocho grupos científicos, y que parte de la necesidad de hacer lo más rentable posible las tareas de campo mediante robots. La flota ha de estar integrada por equipos aéreos y terrestres que cruzan datos a través de un Software diseñado por la empresa Seresco, compañía líder en el sector. Dos de estos equipos trabajaron ayer sobre el terreno en Terras Gauda a modo de prueba. Se trata de un carro inteligente que sustituye al tradicional capazo y que evita loas trabajos más farragosos para el personal. Está monitorizado y programado para desplazarse con el vendimiador, que puede depositar los racimos sin tener que agacharse. El propio carro pesa la mercancía y el programa pretende que, en una segunda fase, el robot-carro regrese solo a la bodega a descargar mientras le sustituye otro en el campo.

«Es fundamental porque nos va a permitir tener la uva en la bodega y poder transformarla en mosto antes, por lo que reducimos tiempos y mejoramos la calidad», señala Rodríguez Canas.

Con esta tecnología ya no hay que acumular los cestos en el campo y esperar a que vengan los tractores con más personal que ha de soportar mayores cargas y estiman que esos tiempos de llegada desde la viña a la bodega de la uva «que ahora pueden ser de hasta seis horas, se realicen en minutos».

La agricultura de precisión, implica tomar la mejor decisión posible, en el lugar correcto y en el momento adecuado y asegurar todos estos parámetros es especialmente importante a la hora de blindar la salud de los viñedos. De ahí que la otra gran baza tecnológica sean los drones que facilitan imágenes aéreas, en tiempo real, sobre el estado sanitario de las parcelas y de los racimos.

«Vamos a reducir el número de tratamientos limitándolos a la zona específica que se precisen y reduciendo aún más el impacto al suelo y al viñedo», señala el enólogo de la bodega

A modo de ejemplo, explica que, a día de hoy, hay viticultores que aplican tratamientos preventivos para hongos o brotitis cuando ni siquiera se sabe si hay afección o no. La posibilidad de detectar enfermedades en el momento inicial, como pasa en cualquier ámbito de la medicina, reduce la necesidad de insumos y la potencial contaminación además de facilitar que los tratamientos funcionen. En una próxima fase está previsto que los robots terrestres, equipados con sensores y visión artificial, puedan ser programados para acudir a los lugares concretos en los que haya que intervenir, una vez que ratifiquen que la información y las imágenes recibidas son correctas.

Flexible heterogeneous multi-robot solutions for intelligent automation of precision agriculture operations (FlexiGroBots) es un proyecto subvencionado por la Unión Europea con 7 millones de euros que arrancó el 1 de enero de 2021 y durará tres años.

«En Terras Gauda contamos con 160 hectáreas de viñedo propias, con parcelas muy diferenciadas, en las que cultivamos tres variedades autóctonas: Albariño, Caíño Blanco y Loureiro. Tener toda esta información significa un importante avance en la optimización de recursos y una mejora de la sostenibilidad medioambiental y de la calidad de la uva para la producción», sostiene Emilio Rodríguez Canas.

Los socios son Atos, CSIC , Seresco, Terras Gauda, Centre for European Policy Studies -CEPS (Bélgica), Wageningen University & Research (Países Bajos), International Data Spaces Association - IDSA (Alemania), BioSense Institute (Serbia), Zeleni hit (Serbia), Art 21 (Lituania), AgriFood Lithuania, Agrosmart (Letonia), Probot OY (Finlandia), Natural Resources Institute Finland - LUKE (Finlandia), VTT Technical Research Centre (Finlandia), y MTECH Digital Solutions (Finlandia).