Abiertas diligencias por atentar contra la capilla del Cristo de O Porriño al limpiarla con agua a presión

C. P. O PORRIÑO

O PORRIÑO

Apatrigal

El uso de hidrolimpiadoras está prohibido en los edificios y monumentos con valor patrimonial al alterar sus perfiles. La Policía Autonómica actuará tras comunicarlo Patrimonio

07 feb 2023 . Actualizado a las 14:06 h.

La Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego ha denunciado hoy públicamente la agresión que aseguran está sufriendo la capilla del Cristo de O Porriño al estar siendo sometida a un proceso de limpieza de su exterior con uso de chorros de agua a presión. La organización que suele sacar a la luz todo tipo de atentados contra bienes culturales de la comunidad, advierte que el uso de dicho método «está totalmente prohibido por la dirección xeral e Patrimonio Cultural de la Xunta contra cualquier edificio que tenga valor patrimonial, sea un pazo o una iglesia y bienes etnográficos», como cruceiros, hórreos, petos de ánimas y similares. 

Los operarios utilizaron un elevador para llegar a los elementos superiores del conjunto con la hidrolimpiadora, proceso de limpieza que se produce después de haber sido sometida la capilla del Santísimo Cristo de la Agonía a la reconstrucción de su tejado, que se desplomó hace tres años al caer sobre ella una grúa de grandes dimensiones de una obra próxima. El templo ha cumplido los 123 años de existencia en septiembre pasado y es el centro de la celebración litúrgica de las fiestas patronales de O Porriño.

La prohibición del uso del agua a presión en monumentos protegidos se debe a que con dicho impacto se rompe la mica del granito haciéndolo más vulnerable y favoreciendo que el polvo se apodere de él favoreciendo nuevos daños en el futuro. Además, al romperse la mica, el agua se lleva por delante el feldespato y el cuarzo alterando el volumen de las paredes y a las esculturas, escudos y relieves les hace perder tanto perfil que los desfigura, apunta el presidente de Apatrigal, el arquitecto Carlos Fernández Coto. 

Añade que al aplicar agua a presión, les cambia además el color, «dejando los edificios aparentemente más limpios, pero lo que la gente interpreta como que quedó más bonito, precisamente le están quitando la antigüedad que les da el paso del tiempo. Los rejuvenece, y lo que parecería del siglo XVIII lo convierten en algo del siglo XXI», advierte.

«El agua a presión elimina lo que llamamos arqueología botánica, los líquenes, que le imprimen carácter al edificio y además se asientan sobre la piedra para curar las heridas que le origina el tiempo. Parece increíble como la naturaleza coloniza la piedra débil para protegerla», concluye.

En lugar del agua a presión utilizada en el caso de la capilla de O Porriño, Apatrigal señala como métodos menos agresivos la limpieza manual con cepillo y una manguera de agua sin presión ni detergentes, y en el caso de las pintadas, métodos más sofisticados como el láser, como se hizo en la fachada de Platerías de la Catedral de Santiago, o microesferas de goma lanzadas a una distancia prudencial, que consiguen desprender la pintura sin alterar la piedra.