Tres detenidos por el asesinato de un portugués al que tiraron a un pozo en O Porriño

Monica Torres
Mónica Torres VIGO / LA VOZ

O PORRIÑO

Retrato robot del fallecido elaborado por el Imelga que ayudó finalmente a identificarlo
Retrato robot del fallecido elaborado por el Imelga que ayudó finalmente a identificarlo

Se trata de vecinos del área de Vigo a los que la Guardia Civil seguía la pista desde hacía meses. El impago de deudas es el posible móvil

21 dic 2022 . Actualizado a las 13:23 h.

La Guardia Civil ha detenido a tres personas por el caso del asesinato de un ciudadano luso hallado en un pozo de O Porriño en febrero del 2021. Según pudo avanzar La Voz, estos arrestos suponen la culminación de una importante investigación del Grupo de Delitos contra las Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Pontevedra que se ha desarrollado a ambos lados de la frontera del Miño. El cuerpo de la víctima, localizado casualmente por unos obreros que trabajaban en una finca de la parroquia de Budiño estaba saponificado —proceso natural por el que la grasa humana se convierte en jabón cuando está sumergida en agua o en un terreno muy húmedo— debido a la acción del agua, por lo que, al no encontrarse tampoco ninguna pertenencia del fallecido, la identificación supuso el principal reto.

Se consiguió ponerle nombre y apellidos gracias a la difusión de un retrato robot con la reconstrucción facial elaborada por la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal (Imelga), que en abril de este año ordenó el Juzgado de Instrucción 3 de O Porriño. Fue un trabajo realizado por el antropólogo forense Fernando Serrulla con la colaboración de la estudiante de Bellas Artes, Alba Sanín. Se trata además de uno de los primeros crímenes en toda Europa en los que se consiguió una identificación positiva a través de esta técnica de aproximación facial.

Una mujer lusa, de Viana do Castelo, reconoció a su hijo a través de este retrato y las pruebas de ADN a las que se sometió y que se practicaron en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil en Madrid, confirmaron sus sospechas. En junio se identificó oficalmente a la víctima del crimen como Carlos Alberto Videira do Orfao, vecino del municipio portugués de Viana do Castelo, de 41 años. Su familia le había perdido la pista tres años antes, tras una celebración familiar que tuvo lugar en Portugal en diciembre del 2018. Además del ADN, los forenses hicieron las pertinentes comprobaciones por su historial médico ya que una fractura de un hueso coincidía con los restos recuperados.

La búsqueda de su familia había resultado tan infructuosa para la familia como una identificación que supuso un salto cualitativo en la investigación dirigida por Policía Judicial de la Comandancia de Pontevedra. La Guardia Civil manejaba desde el principio la posibilidad de que la víctima fuera de origen luso, tanto por la proximidad de la frontera como porque se encontraron en su poder monedas de euro acuñadas en Portugal.

Los arrestos practicados arrojarán por fin luz sobre qué le pasó realmente a Carlos Alberto Videira do Orfao y aclarará muchas de las dudas de la investigación, que aún permanece abierta sobre este misterioso crimen que sorprendió a las dos riberas del Miño. Se trata de tres vecinos del área de Vigo a los que la Guardia Civil seguía la pista desde hacía meses. 

El cuerpo de la víctima, que llevaba 20 años residiendo en Galicia y se dedicaba a la venta de vehículos de segunda mano, presentaba un fuerte traumatismo en la cabeza producido con algún objeto contundente y, la investigación apunta a que el fallecimiento se podía haber producido unos dos años antes de que se descubriera el cadáver.

El autor o autores, para enterrar el cuerpo (y con él el delito), lo tiraron al pozo de un solar en desuso desde hacía cinco años en O Cerquido. También cerraron herméticamente la trampilla de acceso a esta tumba improvisada. Ocurrió entre el 2019 y el 2020.