Una testigo protegida de la trama de clubes de alterne de O Porriño: «Debía beber con los clientes hasta vomitar»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

O PORRIÑO

Oscar Vázquez

El primer testimonio se realizó por videoconferencia y con la voz distorsionada para salvaguardar la identidad de la denunciante

04 nov 2022 . Actualizado a las 07:47 h.

Ganaba 1.500 euros al mes, por cada servicio le entregaba 10 o 15 euros a Joao [el reclutador], en un día normal atendía desde ningún cliente a tres [incluso ocho], debía de beber mucho alcohol con los clientes y varias veces cayó borracha y con ganas de vomitar en la sala. Cuando terminaba una copa, tenía que beberse otra porque el club les incitaba a beber más para que los clientes hiciesen gasto. El camarero, que la tenía controlada, le llenaba otra. Cuando una chica no trabajaba, la manera de conseguir dinero era acompañar a los clientes y beber sin parar a 30 euros la copa. Cuantas más pidiese, más dinero ganaba.

Este fue parte del interrogatorio al que respondió ayer la primera testigo protegida que declaró en relación a una supuesta trama de tres clubes de alterne (Vitiza, Paraíso) y un piso de citas de O Porriño, con casi una treintena de investigados. La testigo habló durante cuatro horas por videoconferencia. Para salvaguardar su anonimato, compareció a distancia desde otra sede institucional y con la voz distorsionada. Ratificó su denuncia y detalles como que el reclutador Joao, tras «ser muy insistente», la «probó» para ver si valía para ejercer el oficio. Sabía a lo que venía pero ratificó que la red ejercía gran control sobre las ilegales.

Esta testigo de cargo, una brasileña sin papeles que procedía del sector inmobiliario, fue la primera de las cuatro en hablar ocho meses después de que arrancase la operación que desmanteló la presunta trama de reclutamiento de inmigrantes ilegales para ejercer la prostitución y que, al parecer, blanqueaba capitales. El jefe es un vigués residente en Nigrán que tiene los locales a nombre de varios testaferros.

La testigo contó a la jueza que trabajó como prostituta en un piso en un país de Europa Central, en «condiciones normales» y mejores que en España. En O Porriño, recaló en un hotel y luego en un club de alterne. Sabe que la organización imponía multas de 30 euros a las mujeres que se negaban a estar con un cliente concreto. Les cobraban hasta el pack de higiene y la lavandería. No se marchó de España porque no tenía más opciones para volver ni dinero suficiente para el alquiler. Tampoco regresó a Centroeuropa porque ella estaba «irregular» y, según precisó, en España es más «fácil» vivir aunque las condiciones de trabajo fuesen «horribles».

Prueba preconstituida

La declaración se tomó desde una sala del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, que investiga la trama. La sesión tuvo categoría de prueba preconstituida y el testimonio tendrá total validez en el futuro juicio aunque la testigo no comparezca. Estuvieron presentes en la declaración una quincena de abogados y los dos cabecillas (el dueño y un reclutador), que fueron trasladados desde la penitenciaría de A Lama, pues ambos están en prisión provisional.

La magistrada pretendía interrogar a las cuatro testigos protegidas en una sola mañana pero la primera se alargó cuatro horas, y las tres restantes se aplazaron para hoy, el lunes y el martes. Las defensas pedirán la libertad de los dos cabecillas cuando terminen las pruebas preconstituidas.