El cadáver hallado en el 2021 en el pozo de O Porriño: varón, de 30 a 40 años, 1,75 de altura, moreno, ojos de color miel y posible origen portugués

O PORRIÑO

El Imelga, ante la imposibilidad de identificarlo genéticamente, ha recreado su rostro a partir de las estructuras óseas faciales con la ayuda de una artista forense: la investigación solicita la colaboración ciudadana para conocer su identidad

05 jun 2022 . Actualizado a las 20:41 h.

El Juzgado de Instrucción número 3 de O Porriño, con el objetivo de lograr identificar el cadáver hallado el 21 de febrero de 2021 en el interior de un pozo de una nave sin actividad de O Cerquido (O Porriño), ha difundido el retrato de la víctima. La reconstrucción facial ha sido elaborada por la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), mediante la técnica de aproximación facial. El cuerpo, que no ha podido ser identificado mediante métodos genéticos, fue encontrado por los empleados de una empresa de reformas que iban a realizar actuaciones sobre la nave, adquirida por un nuevo propietario un mes antes.

Los médicos forenses concluyen que el fallecimiento se produjo entre 2017 y 2020, y que el cadáver, que tenía signos de violencia, es de un hombre de entre 30 y 40 años, con una altura de alrededor de 1,75 metros y de complexión fuerte. Además, según las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil de Pontevedra, existe la posibilidad de que la víctima fuese un ciudadano portugués, tanto por la proximidad con la frontera como por el hecho de que se encontraron en su poder monedas de euro acuñadas en ese país.

La Unidad de Antropología Forense del Imelga utilizó una técnica que permite realizar una aproximación del rostro de la víctima a partir de las estructuras óseas faciales. A través de este procedimiento, con la colaboración de una artista forense, los expertos generaron un retrato y un vídeo con el rostro del difunto. Añaden fuentes oficial que no responde a una reproducción fiel de la persona, sino solo una aproximación de su rostro, con la intención de contribuir a su identificación.

En el trabajo de identificación también ha tenido un papel relevante el Instituto de Ciencias Forenses Luis Concheiro, de la Universidade de Santiago de Compostela, que determina que el fallecido era de origen europeo y que tenía la piel blanca, el pelo oscuro y los ojos de color miel.

Los expertos le han superpuesto variantes de pelo (largo, corto, con barba, sin barba) al retrato generado con el objetivo de que alguna persona reconozca el rostro y colabore en la investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 3 de O Porriño y desarrollada por la Guardia Civil de Pontevedra. Además del retrato, se ha acordado difundir la fotografía de unas llaves de un vehículo antiguo marca Renault y de una llave convencional localizadas junto al cadáver. Si algún ciudadano reconoce el rostro y las llaves, debe ponerse en contacto con la Guardia Civil de Pontevedra, a través del teléfono 600 461 444, habilitado para recibir información sobre este caso.

Todo lo relacionado con el cadáver hallado en el 2021 en este pozo hizo ver a sus investigadores que el caso sería complejo de resolver, precisamente por la dificultad que supone poner nombre y apellidos a la víctima. La autopsia sí reveló que no fue una muerte accidental. Aunque presentaba un avanzado estado de descomposición, estaba saponificado, que es un proceso natural por el que la grasa humana se convierte en jabón cuando está sumergido en agua o en un terreno muy húmedo. Incluso en esas circunstancias, los forenses pudieron constatar que el cadáver presentaba además numerosos traumatismos de los golpes que recibió el fallecido aún estando vivo.

Un dato constatado que, junto al hecho que supuso corroborar que el pozo donde lo hallaron estaba perfectamente cerrado desde el exterior, encauzaron el caso hacía una investigación por crimen. El cuerpo, además, estaba semidesnudo. Tan solo conservaba la ropa interior y fue localizado a no más de tres metros de profundidad. Más datos que refuerzan la tesis de la muerte violenta. La otra pista de la que tirar es la llave del coche, pero sin mucho recorrido. Se trata un modelo antiguo que resulta muy complejo de ubicar para, al menos, intentar identificar al propietario y saber si puede ser la misma persona que el hombre hallado en el pozo.

Conocer la identidad de la víctima en un crimen supone siempre el punto de partida en cualquier investigación para conocer su vida, amigos o enemigos, medio de vida o cualquier otro dato que permita conocer las causas reales del homicidio o asesinato. De ahí que la Guardia Civil, en este caso, necesite de la colaboración ciudadana.