Un entorno hostil en silla de ruedas

alejandro martínez O PORRIÑO / LA VOZ

O PORRIÑO

Muchas calles de la villa tienen obstáculos que hacen la vida más difícil a personas con discapacidad

25 feb 2016 . Actualizado a las 15:24 h.

Las personas con problemas de movilidad no lo tienen fácil para moverse en entornos urbanos. O Porriño tampoco es ajeno a esta realidad. La mayor parte de los edificios públicos cuentan con accesos para personas con discapacidad, pero muchas de sus calles están todavía llenas de obstáculos, trampas y barreras insalvables.

Israel Mercader las conoce bien y las sufre a diario. La silla de ruedas de este vecino con parálisis cerebral le otorga ese punto de vista que ha faltado en muchas ocasiones a la hora de diseñar los espacios urbanos. Junto a los técnicos de accesibilidad de Cogami, Luisa Miranda y Diego Piñeiro, realizó un recorrido por algunos de los puntos más conflictivos de la villa del Louro.

La calle Cando es un ejemplo de la falta de accesibilidad. Con una anchura de poco más de un metro, circular por este lugar en una silla de ruedas constituye un auténtico peligro. Podría volcar sobre la carretera si se saliera de los estrechos límites de la vía. Del mismo modo, las calles que llevan al centro de salud tampoco tienen una anchura adecuada para estos vehículos.

El cementerio municipal es otro lugar que tiene vedado. Los escalones que hay en el acceso peatonal constituyen una barrera arquitectónica infranqueable. Su única opción es meterse en la carretera, con el consiguiente peligro de ser atropellado. Si fuera al parque también tendría que dar un rodeo grande, puesto que hay accesos con desniveles por donde no puede bajar. A veces la administración realiza obras para mejorar la accesibilidad que se quedan en actuaciones de buena voluntad que no resuelven los problemas de accesibilidad. Por ejemplo, en la calle de la Estación una rampa permite salvar el desnivel, pero los técnicos de Cogami aprecian que tiene un ángulo demasiado empinado como para poder cruzar en una silla de ruedas. Muy cerca, en la diagonal, el paso de peatones está proyectado en diagonal, lo que constituye una trampa para personas que no pueden ver que, al cruzar recto, se pueden dar un tropezón contra el bordillo de la acera. Las plazas de aparcamiento para personas con problemas de movilidad tampoco cuentan con accesos a la acera.

El Concello será el primero en recibir asesoramiento sobre accesibilidad en sus obras

O Porriño será el primer ayuntamiento de la provincia de Pontevedra que recibirá asesoramiento en materia de accesibilidad a la hora de realizar cualquier obra pública. La Confederación Galega de Personas con Discapacidad (Cogami) asesorará al gobierno local en la realización de todos los proyectos que acometa la Concejalía de Vías y Obras. Responsables de esta organización y del Concello firmarán próximamente un convenio de colaboración que tendrá una vigencia de cuatro años.

El acuerdo también contemplará la elaboración de un plan director de barreras arquitectónicas. En una primera fase se abordarán edificios y dependencias municipales, instalaciones deportivas, pasos de peatones, mobiliario urbano y estacionamientos en el casco urbano. El objetivo es que el plan de actuaciones pueda continuar en el futuro en todas las parroquias del Concello.

El edil de Vías y Obras, Manuel Carrera, destacó la necesidad de contar con un asesoramiento para hacer un municipio más accesible. «Quienes no vamos en silla de ruedas no somos conscientes de las barreras arquitectónicas, que constituyen un problema que debemos resolver», destacó este portavoz municipal.