El antiguo Coruxo que se inundó con la riada del Pozo da Lagoa

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

NIGRÁN

M.MORALEJO

El relato sobre una mujer que provocó una tormenta en Fragoselo y se convirtió en sirena pervive en la memoria de vecinos

20 nov 2024 . Actualizado a las 00:49 h.

«Baixo a ponte de Toralla vive unha serea segundo relataban os vellos da parroquia», explica el vicepresidente de la Comunidad de Montes de Coruxo, Afonso Rodríguez González. Es una chica de 15 años con una larga melena. «Ela foi a que desencadeou a destrución do Coruxo vello», continúa. En lo que hoy son las Barxas dos Liñares, donde está el campo de fútbol de O Vao y el Club de Campo, crecía «Troia, o nome co que se coñecía este vello Coruxo».

Era un pueblo que se extendía hasta Toralla, «que daquela era un cabo, non unha illa» y que se decía que tenía un río navegable que se usaba como puerto. Cuentan que un día apareció por allí un mendigo, «algúns vellos asóciano con Xesucristo ou San Pedro», para pedir ayuda. Los vecinos no lo atendieron y, antes de irse, el mendigo vio «a unha moza de 15 anos peiteándose unha longa melena castaña». Se acercó a ella y le pidió una limosna. «Non lla deu. Botouno de alí a gritos e baixo a ameaza de soltar aos cans». El mendigo la miró y dijo: «Todo canto tes, todo o verás marchar polo mar».

El hombre se fue y, al poco, se desató una tempestad. En lo alto de Fragoselo, en Maúxo Grande, el Pozo da Lagoa desbordó y una riada descendió ladera abajo hasta Coruxo. «Os regatos que dan auga ao río do Vao desbordaron e inundaron todo Coruxo. A corrente levou a xente e non quedou ninguén», explica Afonso.

Todos murieron, pero aquella mujer que echó al mendigo se convirtió en sirena como castigo. Ella debía guardar y controlar las aguas que habían destruido su hogar. Hoy, la Pedra da Garxa sobre la que se peinaba aún se puede ver bajo el puente de Toralla.

Esta historia, que aún sobrevive en la memoria de algunos vecinos mayores de Coruxo, mezcla una tradición precristiana que probablemente «teña a súa orixe na Prehistoria», destaca Afonso. No se sabe cómo nació la leyenda, pero «pode que teña a súa orixe nalgunha inundación», indica.

El viejo Coruxo de la leyenda estaba en la zona más inundable de la zona y, «na parroquia, ata o século XX sempre se construíu en lugares elevados e con solos pedregosos, moito máis seguros fronte as inundacións», indica. Puede que, también, fuese la manera de explicar los restos de poblaciones prerromanas y romanas que los vecinos se encontraban trabajando en el campo.

Afonso recuerda que allí también se encontró «unha imaxe feminina transportada polo mar, unha talla de madeira que foi bautizada popularmente como a Virxe dos Liñares».

La leyenda del Coruxo inundado tiene muchos trazos comunes con otras tantas historias que se cuentan en Galicia y Europa. «É algo moi sorprendente que a idade da rapaza de Coruxo sexa exactamente 15 anos. Todos os vellos que a contan coinciden en iso», indica Afonso. Esta es la edad con la que también se caracteriza a varias mujeres del folklore británico. «Alí, as encargadas de protexer e controlar as augas son elas e, cando se despistan, tamén son as responsables das enchentes e as riadas. Elas son as donas da virtude e da raiba do auga como a nosa serea de Coruxo», indica.

Además, la historia aún tiene una continuación en Fragoselo. «Non é casualidade que a inundación parta do Pozo da Lagoa. Isto é un indicativo de que era un lugar sagrado e venerado no pasado», indica Afonso. La pequeña masa de agua que nace en el Maúxo Grande está escondida entre la vegetación. Formaba parte de un ecosistema húmedo, «de brañas», antes de que las reforestaciones impuestas por el Franquismo la secaran. «Os vellos de Coruxo cando eran rapaces viñan aquí o gando. Era un lugar húmido e había pasto durante todo o ano», explica. Todos recuerdan que «non se debían acercar ao Pozo». Era un lugar peligroso, «que xa comera a moitos bois e vacas».

Los vecinos también conocían al Pozo da Lagoa como «Ollo do mar», porque decían que estaba conectado con el mar. Una persona que se hundiera allí acabaría ahogándose y perdiéndose en el océano. Esta conexión entre las pozas y el mar es habitual en la tradición oral de Galicia. Además, estas masas de agua «adoitaban ser tamén portas de aceso a outros mundos», recuerda Afonso, que avisa que cada vez quedan menos vecinos que conozcan la historia.

«É moi importante conservar a nosa memoria», recuerda el vicepresidente de la Comunidad de Montes de Coruxo, que ahora está inmerso en un proyecto de recogida de topónimos en la parroquia.

Un importante valor ambiental

El Pozo da Lagoa también es un elemento de gran importancia para el ecosistema del monte comunal de Coruxo. Es un lugar de cría de muchos anfibios y un humedal que también da de deber a especias vegetales y animales. De hecho, en el proyecto de la Mancomunidad de Montes defensa contra el fuego entre Vigo y Nigrán han dejado recogido que se respete el Pozo da Lagoa y no se utilicen químicos en la zona para no dañar el espacio y su biodiversidad.

La pequeña masa de agua también está siendo víctima del cambio climático. «A lenda e os veciños contan que o Pozo da Lagoa nunca secaba, pero nos últimos anos quedou sen auga en varias ocasións, incluso en inverno», lamenta. La charca de leyenda es uno de los múltiples tesoros que se encuentran en el monte comunal de Coruxo.