Jairo, el gallego que sabe latín... y que lo hablará todo un año

Monica Torres
MÓNICA TORRES NIGRÁN / LA VOZ

NIGRÁN

XOAN CARLOS GIL

El joven de Nigrán es el único gallego becado en Vivarium Novum

31 ago 2022 . Actualizado a las 01:59 h.

La inmersión cultural es el santo grial para aprender idiomas, pero el método es una quimera para quienes aspiran a dominar el latín y el griego clásico como una segunda o tercera lengua propia. Miles de jóvenes de todo el mundo aspiran a hacerlo cada año en la academia Vivarium Novum de Roma, pero solo hay 38 becas para entrar en este exclusivo internado masculino en el que la vida transcurre en la lengua de Ovidio. Desde que se levantan hasta que se acuestan, solo se comunican en latín. Jairo Rouco Maciel, un vecino de Nigrán de 19 años, será el primer gallego en disfrutar de la experiencia tras ganarse una de esas exclusivas becas para «jóvenes talentosos».

«Entrar en esta academia era mi sueño desde hace cuatro años. Esperé a acabar el bachillerato y a aprobar la ABAU para prepararme y poder estudiar después la carrera de Filología Clásica para formalizar la solicitud, pero realmente llevo años soñándolo», explica el afortunado nuevo alumno de la Vivarium Novum.

Según le han advertido, es uno de los pocos españoles que iniciará el curso este año en la institución ubicada en la grandiosa Villa Falconieri, del siglo XVI. «Afronto el curso con mucho respeto, pero estoy ilusionadísimo por hablar una lengua que para muchos está muerta», desvela Jairo, que asegura tener claro que quiere dedicarse a la enseñanza de la filología clásica.

Descubrió su camino de la mano de una profesora a la que conoció en el club de cultura de su instituto, Escuelas Proval, y que le ha acompañado para cumplir su sueño. «Amo el latín y la cultura clásica gracias a María Isabel Álvarez Baños, mi profesora de estos últimos cuatro años que me han cambiado la vida», indica.

Ella quiere mantenerse en un segundo plano, pero su aventajado alumno deja claro que formará parte para siempre de su trayectoria.

En la era de las carreras técnicas y de una educación reglada, en la que el éxito se mide con números para posicionarse en el mundo laboral, muchos compañeros de instituto de Jairo se sorprenden con su elección. «‘¿Tú estás seguro?', me decían muchos totalmente extrañados con la elección de mi carrera. Yo no me considero raro, si no una persona que busca disfrutar de lo que le gusta y ahora, además lo he conseguido», dice. Su autor de referencia es Virgilio. «Me encantaría llegar a escribir como él algún día», reconoce. Siente que ya comparte con su ídolo «una ilusión y una alegría por la vida que él expresa mediante su poesía». «Además, aúna términos arcaicos y nuevos con un tono formal en un lenguaje poético atemporal», considera este joven inclinado también al método socrático como «confeso apasionado de la mayéutica».

Para entrar en la academia no se valora el expediente sino el talento, y resulta obvio que el de Jairo conquistó a la directiva de la selecta institución. «Valoran las aptitudes personales porque se vive en comunidad, y creo que lo importante es el aprendizaje en común», considera. Sobre su carta de presentación, indica: «Me presenté como soy realmente, una persona muy abierta y empática a la que le gusta aprender y le encanta la mayéutica». Además toca el piano, por lo que será un miembro más del coro Tyrtarion. Tras pasar un primer filtro en julio, en agosto tuvo que enfrentarse a una entrevista por Zoom, que también superó.

 «Cuando por fin me dijeron que entraba, me puse a gritar de alegría en el trabajo y nadie sabía el porqué», recuerda. Eso fue hace tan solo unos días porque Jairo lleva todo el verano trabajando en una pastelería para poder tener unos ahorros extra con los que afrontar nueva aventura, aunque la beca cubre todos los gastos de alojamiento, manutención y materiales, menos el viaje.

El nigranés ya ha visitado la majestuosa academia romana, ubicada a escasos metros de donde Cicerón escribió sus obras más destacadas hace dos mil años. «Quería conocerla antes de enviar la solicitud. Fui a Roma en Carnavales, era mi primer viaje fuera de la península», explica. La visita lo cautivó.

«Mi nueva academia es como una película de Disney y no solo por la arquitectura, sino por el ambiente», relata entusiasmado. Viajó con sus padres, a los que le agradece «su apoyo incondicional siempre y en todo lo que he hecho en la vida». A sus años de estudios con su profesora Isabel, suma el haber ganado varios de los concursos de gastronomía clásica que organizaron con platos tan de época como Garum, que es una salsa de pescado o galletas Bucellatum. Además ejerce de hermano mayor y la pequeña Mía, que es la benjamina de la familia, disfruta emocionada de las historias mitológicas con las que Jairo le abre las puertas del maravilloso mundo de los clásicos.