Más de un millar de árboles calcinados hace dos años amenazan con caerse en Chandebrito y Camos

Monica Torres
Mónica Torres NIGRÁN

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«Cada vez que hay temporal ya tumban unos treinta», advierte el portavoz de los vecinos, Víctor Vidal

05 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Chandebrito respira a pleno pulmón dos años después del desvastador incendio que acabó con la vida de dos vecinas y arrasó más de 600 hectáreas de superficie forestal. La parroquia ha inaugurado su Rexurdimento. Se trata de una monumental obra realizada por el grupo Arte no Queimado a partir de los pedazos de madera calcinada donados por los vecinos. La obra, a cargo de Remigio Davila, Rosendo González y Juan Coruña, representa dos pulmones de tres metros de altura. De su interior brota un nuevo árbol. Se trata de una alegoría que plasma el renacer de una parroquia que ha conseguido renacer de sus cenizas y reinventarse con nuevas alternativas de uso y disfrute del monte. Pero no todo se ha recuperado y la situación de los árboles que están en propiedades privadas o fuerza de la zona de monte comunal preocupa, y mucho. «Cada vez que hay un temporal caen alrededor de una treintena de árboles, algunos sobre los tendidos de la luz o de telefonía», advierte Víctor Vidal, presidente de la comunidad de montes y de los vecinos. Ellos han replantado toda su superficie con más de un nuevo millón de árboles en este tiempo, tras retirar toda la madera quemada, pero su ejemplo no ha cundido.

Los responsables de las comunidades de montes de Chandebrito y de Camos advierten que aún quedan en pie más de un millar de árboles calcinados en octubre del 2017. El riesgo es evidente y el peligro se multiplica con cada temporal ya que caen sin aviso sobre más de 400 parcelas privadas de monte. Ya han caido muchos dejando tras de sí un reguero de problemas, como cortes en los suministros de luz.

Los comuneros recuerdan que, además del potencial peligro para los vecinos por estos accidentes, los propietarios se exponen a cuantiosas multas que pueden llegar hasta los 3.000 euros por no haber creado las franjas de seguridad contra incendios que decretó la Xunta. Han intentado sin éxito concienciar a los dueños de estas zonas ofreciéndoles incluso su colaboración.

La nueva escultura, que rinde homenaje a esta regeneración, se levanta sobre un un punto simétrico con el castro de Chandebrito, con vistas panorámicas hacia la ría de Vigo y a un lado del conocido como Bosque da Memoria, donde el mismo colectivo creó su primera obra con motivo del primer aniversario del trágico incendio. Entonces representaron a un hombre con un caldero tratando de apagar el figura y simolizando así el ejemplo de lucha que dio el vecindario de esta parroquia.