El masajista de Nigrán acusado de abusar de clientes pierde el primer juicio

La Voz VIGO

NIGRÁN

M.MORALEJO

El fallo da por probado que el investigado tocó «con ánimo libidinoso y de manera reiterada los pechos, al tiempo que respiraba con profundidad cerca de la cara»

18 feb 2019 . Actualizado a las 22:52 h.

J.V., el masajista de Nigrán acusado de abusar de clientes, ha sido declarado culpable en el primer juicio que afrontar tras ser denunciado en varias ocasiones. El fallo, del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo, lo condena a 23 meses de multa con una cuota diaria de 8 euros y le impone la prohibición de aproximarse al domicilio de la víctima, y a cualquier lugar donde se encuentre, a una distancia inferior a 150 metros, así como la prohibición de comunicarse por cualquier medio directo o indirecto durante un año. La sentencia da por probado que la denunciante, sobre las 19.30 horas del 2 de marzo del 2018, acudió a «darse un masaje por una contractura en la espalda a la consulta que tiene el acusado en Nigrán, procediendo el acusado durante el masaje a tocarle con ánimo libidinoso y de manera reiterada los pechos, al tiempo que respiraba con profundidad cerca de la cara de la víctima, a la que cogió totalmente por sorpresa, que fue incapaz de reaccionar hasta que poco después el acusado dio por finalizado el masaje, abonándole aquella la consulta y abandonando el lugar».

J.V. aseguró hoy a La Voz, tras hacerse pública la sentencia, que recurrirá el fallo judicial «para dar a conocer toda la verdad, algo que nunca se ha dicho», lamenta el condenado por abusos. «En el 2016 se presentaron cinco denuncias contra mí, cinco meses después fui a declarar y, a los tres días, hubo un auto firme archivando todas las denuncias. Tiempo después decidí salvar mi honor, era algo que necesitaba hacer para seguir levantándome cada mañana. Entonces emprendo acciones legales contra una persona y, casualmente, al poco tiempo recibo esta denuncia de la que ahora ha salido la sentencia, pero insisto, recurriré», subraya el condenado por abusos, que, explica, mantiene su actividad profesional: «No me queda otra».