«Baiona e Nigrán son os concellos da zona que pagan menos a socorristas»

NIGRÁN

Laura León

Algunos bañistas admiten que miran si hay vigilancia antes de decantarse por una playa para pasar el día

10 jul 2018 . Actualizado a las 21:09 h.

En Nigrán y Baiona no hay los socorristas suficientes para poder atender a todos los arenales de O Val Miñor, son 13 vigilantes de los 35 necesarios después de que las plazas no hayan sido cubiertas por la falta de profesionales durante los cuatro procesos de selección lanzados por los concellos.

La socorrista que vigila la playa de A Concheira (Baiona) esta semana recuerda que Baiona y Nigrán «son os concellos da zona que pagan menos aos socorristas». Explica que si no fuera porque su familia vive ahí probablemente trabajaría en otro concello con un mejor sueldo. Coincide con ella su compañero Basilio Pazos, que avisa que los 1.110 euros que pagan aquí se quedan un poco cortos cuando hay que abonar 800 euros por un curso de dos meses para trabajar solamente en verano.

Los alcaldes de Nigrán y Baiona han querido igualar la diferencia en los sueldos con otros concellos, ofreciendo a los socorristas días libres que serán pagados como horas extras.

Pazos añade una explicación más a la falta de personal en el Val Miñor, desde el puesto de salvamento de A Ribeira (Baiona) se queja de que el «problema viene de arriba, de la Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia, que separó el socorrismo de piscina y el de espacios naturales». Se refiere al decreto que impide a un socorrista en playa poder trabajar al mismo tiempo en una piscina, hecho que para él no tiene sentido «porque si somos capaces de atender en el mar podemos hacerlo en una piscina, que ahí el agua no se mueve».

Por otro lado el socorrista Juan Ferretes se queja de que son pocos en plantilla porque las cosas se hicieron «tarde, mal y a arrastras», cuenta que recibieron las cartas con la convocatoria sobre abril o mayo y que no hicieron las pruebas hasta final de junio. Un error para el socorrista que cree que debían ser más rápidos por la ausencia de titulados disponibles.

La falta de personal provoca que algunas playas se cierren para garantizar la seguridad en los arenales. Los servicios de salvamento se organizan con tres voluntarios de Protección Civil acompañados de un socorrista. Para Pazos esos equipos son eficaces para playas como A Ribeira que es pequeña y está protegida de la corriente de mar abierto, pero que en arenales más grandes se hace insuficiente como «por ejemplo, en A Ladeira donde hay un solo socorrista para una playa de 1 kilómetro y medio, si alguien se ahoga en una punta y el socorrista está en la otra pues ni se entera». Ferretes coincide con su compañero y avisa que playas como esa «desgraciadamente no son del todo seguras», puesto que solo los socorristas y no los voluntarios de Protección Civil están autorizados para operar en el mar.

A José Antonio Cousil que veranea todos los veranos en Baiona no «le parece bien que no haya socorristas porque solo los tienen que contratar para verano». Su mujer, María Pilar Rodríguez, siempre se fija si hay un socorrista a la hora de elegir a que playa van porque le gustan «las playas de mar abierto como A Concheira y como ya somos mayores necesitamos un socorrista» . Coinciden con ellos sus vecinos de toalla José Antonio García y Esther Pulido porque «solo vamos a las playas con socorristas».

Los tres vigilantes creen que la situación no se va a solucionar a lo largo del verano. Ferretes es más duro y no espera un cambio a no ser que «pase algo grave».

Falta de material

Los socorristas del Val Miñor también se quejan de la falta de material en los puestos de salvamento. La vigilante en A Concheira cuenta que « as aletas, imprescindibles no meu traballo, as tiven que comprar eu. Tampouco nos dan un pantalón longo para os días de frío». Ferretes añade a esta crítica que la nueva ropa de trabajo «llegó esta semana» y que durante la primeros siete días de julio han tenido que llevar ellos su propia ropa.

El equipo de voluntarios de Protección Civil comparte queja con los socorristas y avisa de que «faltan recursos para comprar materiales» cuando se «podría tener más».

Los servicios de salvamento de O Val Miñor esperan de esta manera a la marea de veranean