«Tras 7 años en la ingeniería, decidí aplicar sus técnicas a la cerámica»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

NIGRÁN

La joven de Nigrán dejó su trabajo para apostar por el arte que practica desde niña, creando su empresa, Ojeastudio, con taller en Vigo

18 jun 2016 . Actualizado a las 13:46 h.

Paula Ojea es una joven de Nigrán que desde el sector de la ingeniería ha decidido dar el salto al arte. Para ello, dejó atrás una carrera consolidada. Se licenció como ingeniera de Caminos en la Universidad de A Coruña y, tras trabajar en empresas vinculadas a la construcción en Nueva York, Londres y Barcelona, hace un año dejó su último empleo para fundar en Vigo Ojeastudio, el taller en el que hace piezas únicas e irrepetibles.

-¿Cómo fue ese cambio tan radical?

-Radical no fue porque yo llevo haciendo cerámica desde que tenía 4 o 5 años, cuando empecé a ir a la escuela municipal de Nigrán. Siempre me gustó mucho y durante la etapa del colegio y en el instituto iba dos veces por semana. Después de licenciarme como ingeniera estuve trabajando en Nueva York en edificios con alguna singularidad estructural. Luego me fui a Londres a seguir estudiando. Hice un máster en sostenibilidad y transporte y allí ya retomé la cerámica apuntándome a un taller. El siguiente paso profesional me llevó a Barcelona, a una compañía donde hacíamos la estructura de torres de hormigón para soportar el peso de las turbinas de torres eólicas. Ahí ya empecé a acercarme más en serio a la cerámica. Me alquilé un espacio en un taller para poder ir en cualquier momento del día. En ese momento me replanteé darle una oportunidad.

-¿Le queda alguna vinculación con la ingeniería?

-Mucha. Lo que más me empujó a dar el salto fue ver que podía incorporar ambas disciplinas, que había cierto sentido toda mi formación y experiencia anterior para aplicarla ahí. Después de trabajar siete años de ingeniera me di cuenta de que había aprendido muchas cosas que podía aplicar a creaciones en cerámica, herramientas de diseño por ordenador, la visión 3D que hay que tener para diseñar estructuras. Siempre me ha atraído la geometría y empecé a hacer piezas con este concepto, con el proceso creativo paralelo al proceso constructivo de una obra, trabajando sobre planos.

-¿Y en cuanto a la temática?

-Yo soy de Nigrán, siempre he vivido con el mar cerca, y es un medio que me inspira. Desde la parte industrial (los astilleros, las grúas, los puertos...) hasta la gama de colores. Pero también tengo otro tipo de piezas que no tienen relación con la ingeniería.

-Lo curioso es que no dejó la ingeniería porque no le gustase...

-No, me gustaba mi trabajo. Además en Barcelona tenía un buen puesto y no me resultó fácil tomar la decisión, pero creo que era el momento. Por circunstancias personales no me coincidía mal y pensé que siempre estoy a tiempo de volver al camino tradicional, así que pensé darme una oportunidad, y para ver si funciona hay que darle tiempo. En el mundo de la ingeniería he dejado una buena impresión como para tener una oportunidad más adelante si deseo volver.

-¿Le ve futuro?

-Veo avances y creo que puede ser posible. No sin esfuerzo, porque al final no deja de ser montar un negocio y hay muchas cosas ajenas a la creación de las que ocuparse que son nuevas para mí y me suponen retos diarios, desde la gestión administrativa al márketing, redes sociales, relación con proveedores y clientes... Aunque recibo algo de ayuda, básicamente yo lo hago todo.

-¿La cerámica sigue estando subestimada en el arte?

-Sí, tiene una consideración más cercana a la artesanía que al arte y hay ceramistas famosos que luchan por que se valore como otras disciplinas creativas, porque lo es. A día de hoy creo que lo que hago está a medio camino entre el arte y la artesanía. Hacer piezas que tengan una utilidad, crear algo que vaya a formar parte de la vida de las personas, me gusta. Pero también me atrae la creación de objetos que te sugieran algo, que tengan un poder evocador, aunque no sirvan para algo en concreto.

-Sus tazas salen en el programas que Jordi Évole dedicó a la moda sostenible. ¿Cómo surgió esa oportunidad?

-Entrevistaba a María Almazán, de la firma Latitude, que produce ropa para empresas interesadas en fabricar bajo esos parámetros. Ellos sacaron para la ocasión vasos de una colección mía que tiene una textura de apariencia textil. Uno de los motivos por los que me dediqué a hacer esto es porque me interesan las cosas hechas con cariño, objetos únicos que tienen una historia detrás que contar.

-¿En qué tipo de edificios de singularidad estructural trabajaba en la empresa de Nueva York?

-Por ejemplo, colaboraba con el Museo Guggenheim. Recuerdo que un artista de origen chino quería colgar siete coches del techo del museo y nosotros hacíamos los cálculos. También estábamos en un edificio de un arquitecto holandés que había comprado los derechos aéreos de la parcela de al lado porque a partir de la planta 8 era más ancho.

La web

Tiene tienda online (ojeastudio.com) y también distribuye sus piezas en varias tiendas en España. Periódicamente organiza jornadas de puertas en su taller en Vigo para ver cómo trabaja. Instagram es la red social en la que es más activa. Su último vídeo en el que se ve a cámara rápida cómo crea una pieza de la colección Cut & Fold, tuvo más de 5.000 visitas.