¿Quién cuida el puente de A Ramallosa?

Monica Torres
m.torres NIGRÁN / LA VOZ

NIGRÁN

La falta de losas, dice la Xunta, facilita la acumulación de vegetación y suciedad.
La falta de losas, dice la Xunta, facilita la acumulación de vegetación y suciedad. fotos: alejandro martínez

Los ayuntamientos de Nigrán y Baiona se reparten cada uno 18 metros de paso románico, pero el primero responsabiliza a la Xunta del mal estado del pavimento

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nigrán y Baiona están unidos por los puentes que los separan. La custodia compartida del puente románico que representa la estampa de la comarca les obliga a repartirse el mantenimiento de los 36 metros de la calzada del estuario del Miñor. La frontera la delimita el emblemático cruceiro de San Telmo, a quien se le atribuye la reconstrucción del paso romano en el siglo XIII, pero a veces resulta también evidente por su estado de conservación. Nigrán limpió sus 18 metros lineales de enlosado a finales de mes y Baiona lo hizo ayer, por lo que los límites municipales resultaban claramente diferenciados por el volumen de verdín que afloraba entre sus piedras.

El reciente reconocimiento del Camino de la Costa como ruta jacobea oficial por parte de la Xunta pone la lupa sobre esta obra civil, declarada monumento histórico en el año 1991. No hay que acercarla demasiado para percibir que le hace falta una puesta a punto.

El deterioro del pavimento es cada vez mayor y, en los últimos meses, se han levantado numerosas losas originales. Un técnico de la Consellería de Cultura revisó hace unas semanas su estado a petición del Concello de Nigrán, confirmó las deficiencias detectadas por el gobierno local pero le dejó la pelota al Ayuntamiento. Su informe recoge distintas patologías sobre el puente pero apunta a que debe ser la administración municipal la que les haga frente. El alcalde, Juan González, declina la competencia en la Xunta «ya que es una competencia de la Xunta y de Patrimonio y ellos deberían ser quienes lo conserven,».

El informe califica como «bueno» el estado del conservación del conjunto pero también las patologías «que han de subsanarse». El documento dice que «las especies vegetales vasculares en las juntas de la calzada pueden afectar a largo plazo a su buena conservación». Recoge que los líquenes no suponen un factor de deterioro pero sí el musgo que se aprecia ya que al retener la humedad facilita la aparición de nuevas especies vegetales y deteriora la piedra. Sobre la evidente pérdida de algunas losas, el mismo advierte que «estas ausencias ocasionan acumulación de vegetación y suciedad».

La Xunta sí asumió la última intervención. Fue en el año 2003, y destinó 59.084 euros para eliminar la vegetación, tapar las grietas y limpiar las pintadas.