Desde el Colegio de Árbitros, aceptan y agradecen las disculpas, pues las consideran también «un gesto importante». Pero, asimismo, deja claro que las consecuencias de lo ocurrido no van a cambiar por el hecho de haber pedido perdón. «Está bien disculparse cuando nos equivocamos, pero no es un eximente ni disminuye la sanción. Ahora queda esperar a que el Comité de Competición ponga las sanciones correspondientes por lo que ha pasado», dice.
En cuanto al árbitro, explica que se encuentra bien, que ya tiene experiencia y que su actividad no se va a ver afectada por este desagradable incidente. «Lleva mucho tiempo arbitrando y, como fue algo aislado... Lo pasan peor cuando hay agresiones multitudinarias o existe presión del público y llegan a temer por su integridad física», recalca. En este episodio, relata que «el jugador le dio el guantazo y se fue, como si fuera ya consciente en el momento de que no debía haber hecho lo que hizo», detalla.