Los comuneros de Tameiga rechazan en asamblea el proyecto del Celta

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Las consecuencias que acarrearía para la parroquia la implantación del área comercial, la falta de una solución clara para las traídas de agua y las diferencias con el club, motivos de la decisión

21 jun 2018 . Actualizado a las 09:12 h.

La Comunidade de Montes de Tameiga, uno de los actores principales en el proyecto del área comercial de la ciudad deportiva del Celta, rompieron su silencio por primera vez para mostrar su rechazo frontal y unánime a la propuesta de Mouriño. Esa oposición que nació en una asamblea general celebrada el pasado domingo y dada a conocer ayer por la junta directiva de la entidad, que también ha mostrado públicamente su posición contraria sustentada «polas consecuencias que traería sobre os habitantes de Tameiga e o sur de Mos». El abastecimiento de agua y las falta de entendimiento con el club parecen los motivos de la decisión.

Después de muchos meses de silencio, los comuneros aprovecharon para relatar cómo se habían desarrollado las negociaciones con el Celta. El primer contacto sucedió al final del verano pasado cuando el club se puso en contacto para solicitar una reunión para explicarle su proyecto, un encuentro en donde los comuneros les aclararon a los interlocutores del Celta que el monte comunal no se podía vender. «Os representantes do Celta preguntaron entón como poderían facerse co terreos de xeito legal, co cal se lle respondeu con arrendamento a longo prazo, permuta ou expropiación forzosa».

Conocidas las alternativas, y según cuenta la directiva de la Comunidad de Montes de Tameiga, la entidad le comunicó que la opción del alquiler no se contemplaba (algo que hicieron en la vecina Pereiras), y que su deseo era tener los terrenos en propiedad, descartando la vía de la expropiación «pola negativa trascendencia social que acarreraría». En este escenario solo quedaba la opción de la permuta, lo que suscitó una aclaración desde Tameiga: «Na actualidade temos soamente autorización para permutar terreos periurbanos para aumentar a superficie do monte común, e a relación de cambio sería de oito a un». Es decir, que por cada metro que los comuneros cediesen, ellos recibirían ocho por parte del Celta, que en una segunda reunión planteó el cambio metro a metro «e como compensación arrendar outras seis hectáreas para facer un parque forestal de ocio, que sería xestionado pola Comunidade cobrando un arrendamento».

Ahí surgió un nuevo punto de discordia, porque la SAD comentó que «terían que facer unha expropiación de terreos aos particulares para logo permutar con nós», algo que los comuneros de Tameiga no consideraron interesante. En una tercera reunión se habló de cambiar un metro por otro y una indemnización económica a mayores.

El segundo frente de discordia aparece en las captaciones de agua existentes en la zona en donde el Celta pretendía edificar. El club quedó en hacer un «estudo de impacto e afección que sobre as augas de Tameiga tería a construcción do área comercial e como solucioanr o abastecemento a toda a poboación que se sirve desa auga na actualidade», ya que existían riesgo sobre la reducción del caudal o la potabilidad del agua. Tiempo después el Celta les hizo entrega a los responsables del monte comunal de Tameiga del estudio, que para los receptores «non pasou dunha mera redacción sobre as augas e depósitos» y al que tildan de «informe de localización xeográfica das captacións de auga». Acto seguido le comentaron al club que no era interesante la propuesta y al mismo tiempo hicieron entrega del documento a las distintas comunidades de agua existentes en la parroquia del Concello de Mos.

La conclusión final de estas comunidades de aguas fue que «non sirve para o propósito que se solicitou, pois non fala nunca das posibles afeccións», poniéndose de manifiesto en muchas de las reuniones llevadas a cabo «o rexeitamento xeral polas consecuencias que traerá sobre os habitantes de Tameiga e o sur de Mos».

Después de estas reuniones con el Celta y los sectores afectados, la directiva convocó el máximo órgano de representación de los comuneros, la asamblea general que después del pertinente debate mostró su oposición al proyecto por las consecuencias que «acarreraría sobre a vida e tranquilidade dos habitantes de Mos». Del mismo modo, la junta directiva también puso de manifiesto su oposición a «este proxecto de área comercial que o Celta de Vigo quere facer nos terreos da Comunidade de Tameiga e a firme vontade de defender os intereses da comunidade».

Un planteamiento complicado y lleno de obstáculos

El rechazo frontal y unánime de los comuneros de Tameiga al proyecto del Celta es un nuevo mazazo en el camino de una de las grandes apuestas de Carlos Mouriño para dotar de patrimonio al club vigués. Si bien el acuerdo con Pereiras se alcanzó con relativa facilidad, los contactos con la comunidad de Montes de Tameiga fueron desde el principio mucho más complejos.

primeros contactos

La opción preferida de comprar terrenos, imposible

La primera reacción de los comuneros de Tameiga al conocer las intenciones celestes fue afirmar que la ciudad deportiva estaba «cogida con alfileres». De entrada, informaron al club de que su primera pretensión, adquirir los terrenos, era legalmente imposible. Empezaron ahí a explorarse otras opciones, pero partiendo de que ni la concesión ni el alquiler eran posibilidades válidas para la entidad viguesa.

presentación

Un acto multitudinario para celebrar el proyecto

El 17 de diciembre, y pese a las dudas que ya habían trascendido, el Celta organizaba un acto en Mos para presentar por todo lo alto la ciudad deportiva al completo. El estadio del Celta B, con capacidad para 11.000 espectadores, se ubica en Tameiga, al igual que el centro comercial que es otra de las piedras angulares del proyecto. El club se inclinaba ya a estas alturas por la posibilidad de la expropiación pactada, con las partes fijando un precio en una negociación previa sin necesidad de recurrir a un tribunal de justiprecio.

sin avances

Falta de información y de puntos de encuentro

A finales de año los contactos con Tameiga seguían en fase inicial. Tras una primera declaración de intenciones por parte del club, que transmitía su intención de permuta. La comunidad de montes respondía que no estaría dispuesta si era metro por metro.

más obstáculos

La irrupción en escena de los pozos de agua

En la segunda reunión entre las partes apareció un nuevo problema imprevisto. El Celta no había contemplado la existencia de pozos de agua en los montes de Tameiga que abastecen a cinco parroquias y a O Porriño. Surgían también contradicciones, con el Concello de Mos hablando de un convenio de abastecimiento con Vigo y un informe de Aqualia. Ya en abril, el Celta continuaba el proceso y presentaba tres proyectos de la ciudad deportiva.

nuevas dudas

Advertencias en un informe de la Xunta

En mayo trascendía un informe de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta sobre la ciudad deportiva. En él se advierte sobre la expropiación, la reducción del monte o el impacto económico.