Un aldea para crear un mundo más tolerante en Mos

alejandro martínez MOS / LA VOZ

MOS

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

Las usuarias de la residencia de las Esclavas de la Virgen Dolorosa reciben un poblado rehabilitado para sus actividades

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mos tiene una aldea para construir un mundo diferente, más tolerante e integrador. Se llama Alfacuca y está en la parroquia de Louredo. A partir de ahora la van a gestionar 80 mujeres discapacitadas intelectuales de toda Galicia que viven en la residencia de las Esclavas de la Virgen Dolorosa.

Ellas ya aportan mucho a la sociedad porque de su centro ocupacional salen cada semana miles de cajas y otros productos manufacturados para empresas importantes asentadas en el municipio. Confían en ellas por su constancia y saber hacer las cosas bien. Pero desde la aldea en la que acaban de poner su bandera quieren acercarse más a la población, a los vecinos mosenses. Se van a convertir en dinamizadoras socioculturales del municipio desde su nuevo territorio conquistado. En eso confía su director, Leví Olivares, que está al frente de un equipo de medio centenar de especialistas que se encargan de procurar una vida digna a las residentes.

La próxima primavera sorprenderán al público con una actividad coincidiendo con el Día de la Rosa.

Los responsables del centro están pensando en iniciativas como talleres medioambientales con niños, mantener un invernadero y trabajar codo con codo con asociaciones de vecinos y familias. No descartan tampoco realizar fiestas populares u otras actividades culturales preparadas por las propias usuarias para ofrecerlas a la comunidad. O los talleres para hacer mermeladas que tuvieron tan buena acogida. «Desde aquí vamos a visibilizar que nuestras usuarias son capaces de hacer cosas y fomentar una relación de personas con discapacidad con colectivos y vecinos», explica Leví Olivares.

Participación

Todo lo que surja en este espacio se hará respetando y preservando la tipología arquitectónica de la aldea y su entorno natural. Las actividades estarán orientadas a todos los públicos. Se pretende que este lugar sea un espacio de participación, autogestión, creatividad y también un lugar de encuentro intercultural e intergeneracional. «Buscase, deste xeito, ofrecer aos visitantes un espazo no que disfrutar de actividades lúdicas, educativas, sociais, culturais, de ocio e tempo libre, preservando o privilexiado marco natural e rural», señala una portavoz del Concello. Cuenta con un amplio espacio ajardinado de unos 1.400 metros cuadrados donde se van a plantar árboles frutales y adecuar una zona para recuperar juegos tradicionales.

Que ahora sean poseedoras de una aldea en el municipio en el que viven es posible gracias a la voluntad de la corporación municipal, que en el último pleno aprobó por unanimidad una propuesta para la cesión de este espacio. El primitivo poblado de Alfacuca fue rehabilitado durante diversos talleres municipales de empleo y tiene un gran interés etnográfico. Su hallazgo fue una verdadera sorpresa a raíz de la construcción de la urbanización de San Antoíño, próxima a la carretera N-550. El Concello recibió en donación unos terrenos para uso dotacional y, cuando fueron a inspeccionar la zona, se encontraron con este poblado oculto bajo la maleza, una pequeña aldea que fue abandonada a principios del siglo XX.

Ocupa una superficie de 700 metros cuadrados y conserva los muros de viviendas tradicionales y sus construcciones anexas. Dispone de una red interior de caminos y, según los vecinos, existía una conducción de agua que abastecía a la aldea.

La concesión del poblado a las Esclavas de la Virgen de la Dolorosa tiene un carácter gratuito y tendrá una duración de cinco años, tiempo en el que las beneficiarias del centro de discapacitadas de Mos esperan ponerlo en valor y lograr una mayor conexión con los vecinos del entorno.

Las usuarias del centro ocupacional colaboran con empresas de la zona

Son mujeres inquietas a las que no les gusta estar sin hacer nada. En la residencia de la Esclavas de la Virgen de la Dolorosa hay usuarias que tienen sus trabajos y otras que, debido a su grado de discapacidad, no están preparadas para salir al mundo laboral. Pero cuentan con un centro ocupacional desde donde la mayoría son útiles realizando diversas tareas para empresas del municipio. Poner pegatinas o montar cajas son algunas de sus actividades. Mejor que trabajar en cadena, siempre están atentos a nuevas colaboraciones y que las empresas les den oportunidades para desarrollarse a título individual para que puedan crear sus redes de apoyo. El año pasado acompañaron a personal de limpieza del Concello y fue una experiencia muy positiva.