«Pensamos que isto era a fin do mundo»

m. torres / C. punzón MONDARIZ / LA VOZ

MONDARIZ

M.MORALEJO

«Pasámolo moi mal: parecía que o lume estaba lonxe, pero veu enriba de súpeto», explican los vecinos

09 oct 2018 . Actualizado a las 12:12 h.

«Vímonos rodeados polo lume, pensamos que era a fin do mundo». La luz del día no consigue iluminar la noche más oscura de Rosa Alonso, una de las vecinas desalojadas por el fuego en Mondariz. «No pudimos dormir. Nunca pasamos tanto miedo», explica, aún nerviosa, doce horas después de que el incendio amenazara su casa.

El humo no permitió que el sol brillara ayer en la parroquia de Gargamala hasta casi el mediodía. La mayoría de los vecinos desalojados regresaron a sus casas de madrugada pero, a las once de la mañana, la zona de O Barro parecía un núcleo fantasma. Casas con puertas, persianas y ventanas cerradas a cal y canto, para blindarse contra una humareda aún intensa y un silencio solo roto por el sonido de los helicópteros y los servicios de emergencias. Son pocos los vecinos de este núcleo y muchos de ellos tienen ya una avanzada edad, por lo que no salieron de casa hasta después de comer. «Non durmimos, pasamos moito medo, pero, polo menos, salvamos a casa e a vida», explica Isaura Abril, de 89 años. Vive a pocos metros de Rosa y las dos destacan el miedo que vivieron, porque el fuego se propagó a tal velocidad que pasaron «del día a la noche en minutos». «Non quero nin acordarme. Sacáronnos da casa a correr, dixéronnos que levaramos os animais, pecharamos as fiestras e deixaramos aberta a porta», recuerda Rosa Alonso. Tanto ella como su marido e Isaura pasaron las primeras horas en la iglesia, donde se acogió a un nutrido grupo de afectados, a los que se les ofreció leche caliente con galletas. Allí rezaron a la Virgen del Rosario «para pedirle que no sufrieran daños sus vidas ni sus casas», informó su párroco, David Morado. El sacerdote valoró muy positivamente también la actuación de los servicios de emergencias, y la teniente de alcalde, Mónica Peralba, la de los vecinos, porque «houbo unha colaboración cidadá inmensa, ao cen por cento».

Los vecinos dicen que la intercesión fue escuchada, porque el fuego se quedó a poco más de 25 metros de las viviendas y, aunque hubo que desalojar a más de medio centenar de residentes, ninguno precisó atención médica.

Tanto la parroquia como el municipio tardarán en recuperar el ritmo. La resaca era ayer evidente y la actividad se centraba en asegurar las zonas quemadas y mojar las más secas. «A noite é durísima, non podes descansar nada porque os pensamentos son aínda máis negros, e cres que os animais poden tamén morrer afogados», afirma Carmen Bernárdez. Esta vecina de Sabaxáns acudió al auxilio de sus vecinos. «O medo pásase igual», manifiesta.