Las chumberas tiñen de rojo la Navidad y los yogures

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

MOAÑA

Antón Lois

El cactus que produce higos chumbos lleva asociados unos escarabajos utilizados colorante natural

17 dic 2018 . Actualizado a las 09:34 h.

Puede parecer sorprendente, pero hoy les queremos contar la relación entre la más inesperada planta invasora descubierta en O Morrazo, esos pequeños escarabajos conocidos como cochinillas, los yogures de fresa, el uniforme de Papá Noel y los besos apasionados.

Nuestra primera protagonista es la chumbera, un cactus originario de México que se popularizó por nuestras latitudes por dos motivos. Por una parte, sus frutos, los deliciosos higos chumbos, y, por otra, su capacidad de crecimiento en condiciones adversas que la convirtieron en una especie apreciada para formar setos y lindes, al principio por la zona mediterránea pero, inesperadamente, después fueron apareciendo también por Galicia, en general, y por la península de O Morrazo, en particular.

No hace falta mucha imaginación para deducir que un seto de cactus es una eficaz barrera para los intrusos Allí, concretamente en Moaña, un vecino tenía desde hace años una hermosa chumbera como planta ornamental en la entrada de su casa, pero claro, nuestra amiga fue creciendo y ya era imposible entrar sin pincharse cosa que, comprensiblemente, agotó la paciencia de este hombre, que optó cortar la chumbera. De esta forma nuestro vecino descubrió involuntariamente una interesante característica de las chumberas: su extraordinaria resistencia y, sobre todo, su capacidad regenerativa, que pensábamos que era fundamentalmente por semillas, que también, pero sobre todo por la dispersión de sus trozos.

Por crecimiento vegetativo de cada trocito puede nacer una nueva planta, y así, el procedimiento de pasar la desbrozadora y tirar los fragmentos en el monte propició que, poco tiempo después, aquella ladera se convirtiese en un matorral de chumberas y con ellas se instalaron los bichos. Como todas las plantas los cactus tienen una serie de especies de insectos asociadas para las que ofrecen alimento y refugio, en el caso de las chumberas son el hogar predilecto de las cochinillas, una especie de pequeños escarabajos similares a los populares «bichos bola».

Estos simpáticos y pequeños bichitos son de un discreto color gris por fuera, pero guardan una sorpresa dentro aunque muy a su pesar descubrirlo les cueste la vida. Cuando se chafan, desprenden un líquido de un tono rojo intenso. Semejante explosión, literalmente, de color despertó la curiosidad y con ella la investigación de sus posibles aplicaciones para empezar porque, otra vez muy a su pesar, descubrimos que ese color era muy persistente y, además, eran comestibles.

Paralelamente la industria de los derivados lácteos se encontraba con un problema estético: la fresa que se añade a los yogures sufre un proceso de oxidación y con el tiempo su aspecto es de un desagradable color marrón «pocho», pero aplicando carmín de cochinilla, que efectivamente no es más que los bichitos triturados, los yogures presentaban ese agradable color a fresa porque no deja de ser un colorante natural.

Esa capacidad de teñir fue aplicada a los tejidos y, en buena medida, las telas de color rojo la utilizan como base, lo cual, poniéndolo en el contexto navideño, es tanto como decir que buena parte de los uniformes de Papá Noel que veremos estos días por las calles son el resultado de muchas cochinillas entregando su vida por la causa.

Y finalmente llegan los besos apasionados. Se lo estarán imaginando. Efectivamente muchas barras de pintura de labios del tono «carmín rojo pasión» utilizan como colorante a nuestras queridas cochinillas. Y así de esta forma se cierra el círculo entre los besos y las chumberas.