Cuidar a la base para garantizar el éxito

V. Currás VIGO / LA VOZ

MOAÑA

XOAN CARLOS GIL

El Balonmán Moaña lleva 12 años transmitiendo valores de esfuerzo, respeto e igualdad a su cantera

09 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha pasado por todas las etapas posibles en el club que él mismo ayudó a fundar hace 12 años. Jugador, entrenador y directivo del Balonmán Moaña, Raúl Martínez (Cangas 1986) conoce como pocos la idiosincrasia de la entidad. Fue un proyecto en el que se volcó desde el primer momento. Ante las necesidades del club desempeñó la labor de secretario a la vez que la de jugador. Y cuando una lesión de rodilla le impidió estar en la pista, cambió las tornas y pasó a ser entrenador del equipo alevín.

«Un club que trabaja bien la base tarde o temprano tendrá un buen equipo sénior». El conjunto moañés continúa ensanchando su base cada año y en la actualidad cuenta con casi 150 jugadores repartidos entre diez equipos desde benjamines. «Claro que a todos nos gusta ganar, pero las competiciones deben ser un medio y no un fin para ellos» asegura con una cabeza fría que le permite huir de meter presión a los más jóvenes.

Precisamente es de ellos de los que se siente más orgulloso. Más de una década en el club sumando vivencias, compañeros y anécdotas. Ascensos y partidos históricos con el pabellón de O Rosal lleno. Sin embargo, si tuviera que quedarse con un recuerdo sería «el momento en el que llegas a final de temporada, ves cómo han crecido los jugadores y te sientes partícipe de ello».

Moaña no es un terreno fértil para crear nuevos equipos. El fútbol manda y deportes como el remo o el taekuondo gozan de mayor tradición en la villa morracense. Sin embargo, el conjunto verdiblanco ha conseguido ganar fama y ya es reconocido a nivel local y autonómico como una de las gradas con mayor ambiente dentro de su liga, aunque lamenta «la baja asistencia de los padres en categorías inferiores».

Una proyecto de cantera que no solo busca formar jugadores, sino personas. Valores como el esfuerzo, el compañerismo, el respeto y el honor forjan la personalidad de los jugadores, como reconoce el preparador cangués. «Un entrenador también es un educador y ese es uno de sus mayores logros», dice Martínez.

El club también abraza como caballo de batalla la igualdad desde los más pequeños. La normativa obliga a que en las categorías benjamín y alevín se juegue de forma mixta, aunque algunos equipos lo incumplan. Tres conjuntos en los que «aunque al principio los niños no se la pasen a veces a ellas, acaban jugando en igualdad, lo que les hace mejorar más».

Aunque el deporte femenino siga ganando peso, reconoce que no es fácil poder llegar al primer equipo. Pese a ello, las sénior del Balonmán Moaña han cosechado éxitos como un ascenso el año pasado a Primera División Autonómica y un play-off para Nacional en tan solo tres años.

Raúl no tiene miedo a reconocer que los medios son escasos. «Al final funciona más por la voluntad de cada una de las personas que entra y sale del club. No se puede vivir del deporte» reconoce mientras ya preparan la estructura del Moaña para la próxima temporada.

Catorce entrenadores se reparten los distintos equipos desde la base a los tres sénior,. La reciente formación de algunos jugadores de la cantera como técnicos podrá facilitar su relevo ante las bajas por motivos personales o laborales. «Sin el esfuerzo de ellos todo esto sería impensable». Su metodología de trabajo organizada por etapas adecuadas a cada edad, permite exprimir el máximo potencial de cada niño sin importar los cambios de entrenador. Sin embargo, aseguran seguir aprendiendo día a día compaginando «paciencia, voluntad y experiencia».

Consciente del crecimiento de los últimos años, la prioridad es poder asentarse económicamente ya que dependen mucho de las empresas la comarca. Más tarde, la base será quien les dé ese salto de calidad con el paso del tiempo.

Si nada se lo impide, allí estará Raúl Martínez. Ayudando donde haga falta, dentro y fuera del parqué. Aquel equipo que ayudó a fundar como veinteañero ha crecido y ya es todo un club, pero su forma de trabajar es parte ya de la esencia del mismo. Un trabajo con los pies en el suelo y en la base.