Sale a la venta una parte de la historia industrial de Moaña

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos LLera MOAÑA / LA VOZ

MOAÑA

XOAN CARLOS GIL

Alejandro Castilla, que empleó a mil vecinos, tuvo su casa en Samertolameu

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La isla de Samertolameu era en el siglo XIX centro de actividad de un pionero del desarrollo industrial de Moaña. En la entrada del islote, actualmente unido a tierra, se alzaba la vivienda de Alejandro Castilla. Era un andaluz que trabajó en el potente sector textil catalán y acabó recalando en Meira, donde erigió su casa y montó una gran fábrica de cuerdas para barcos y redes.

Hasta entonces era una isla dedicada a la devoción a San Bartolomé. Siglos atrás unos marineros rescataron a un niño. Llevaban una vela en el barco y el cirio desapareció y le culparon de ello al chaval al que, como castigo, ataron al mástil. El rapaz estaba muerto de miedo y al llegar a la isla ya había desaparecido. Más tarde reapareció en la playa y los marineros atribuyeron este hecho a que el niño era el propio San Bartolomé. En el siglo XVII alzaron una capilla en su honor. Desde entonces, cada 24 de agosto se sucede la romería a este santo que quita los miedos.

En este paraje singular y con tanta historia, Alejandro Castilla edificó su hogar y su negocio. Parte de los restos de la factoría de cuerdas se ha recuperado como Museo Aberto das Carreiras. La vivienda del industrial es un inmueble protegido cuya fachada no se puede alterar, dada la historia que rodea al lugar, según explica el concejal de Urbanismo de Moaña, Odilo Barreiro. La vivienda tienen 269 metros construidos y está en venta por 240.000 euros, aunque «se puede llegar a rebajar algo el precio», según fuentes próximas a la propiedad. La casa suscita curiosidad por el lugar donde se encuentra y hay quien ya ha mostrado interés por ella, aunque el hecho de que sea protegida condiciona bastante su reforma.

Alejandro Castilla y sus herederos convirtieron a Samertolameu en uno de los centros industriales de Galicia. En el año 1943, en la fábrica de cuerdas trabajaban mil personas. El despunte venía de antes de la guerra. Para elaborar las cuerdas usaban cáñamo de Alicante, luego lo trajeron de Aragón y Castilla y León. Los principales almacenes suministradores de la materia prima estaban en La Bañeza y Astorga. La industria de las fibras naturales fue declinando por la irrupción del nylon y la automatización hizo que aquel gran emporio se viniese abajo. Ahora queda la casa y parte del museo.