En su vuelta al once tras un mes de baja y un par de partidos como recambio salido desde el banquillo, Adrián Cruz reventó el balón en el Román Suárez Puerta de Avilés. Marcó por la escuadra el 0-1 desde algo más de 20 metros y recuperó ese intangible de chispa y fe que se pierde con la inactividad. «Me hacía falta un gol para ganar confianza, más que nada por el tema psicológico, para entrar en la dinámica de nuevo. Después de la lesión, me costó mucho. Parece que no, pero estar un mes parado hace mucho daño», reflexiona sobre su baja por un esguince de los ligamentos de la rodilla durante el mes de febrero.
«A Adrián le hacía falta marcar. Es un jugador que necesita minutos porque está acostumbrado siempre a jugar mucho tiempo. Es de los futbolistas que más necesitado estaba. Creo que cumplió perfectamente bien. Es la primera vez que Maikel y él actuaban juntos y se han entendido. Están ellos, está Dani y ahora están cumpliendo los tres. Maikel realiza un trabajo que no le correspondía y lo hace perfectamente», reflexiona el entrenador, Manolo García.
Corpulento, imponente en el centro del campo gracias a sus centímetros y su envergadura, Adrián Cruz sabe que necesitaba soltarse. «Cuesta volver a competir después de parar un mes. Se nota y me va a costar. Hoy en Avilés ya me encontré algo mejor. Por lo menos los minutos me ayudan a coger esa forma física», reflexiona el jugador de Moaña, protagonista por un gol para las videotecas. «Fue a la escuadra y, cuando más esquinado vaya, mejor, más difícil es», bromea.
Cruz celebra que la progresión del Racing incluya ya los partidos fuera, su talón de Aquiles durante meses. «Poco a poco vamos teniendo una identidad. Salimos al campo y sabemos a lo que jugamos. En Avilés se notó que desde el primer minuto sabíamos lo que teníamos que hacer», comenta el centrocampista, que ve al Racing más sólido desde que alcanzó la zona de play off.