Desmitificando el tenis en Gondomar

míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

M.MORALEJO

El club que dirige Juan Antonio Freitas nació con vocación de desterrar la idea de que se trata de un deporte elitista y acercarlo a todos

18 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nacido en Nigrán, Juan Antonio Freitas comenzó a practicar tenis cuando tenía «seis añitos», recuerda. Le atrajo probar el que veía como «un deporte diferente» y que desde entonces ya no ha dejado. Tras años jugando, un accidente de tráfico le abocó a abandonarlo y tras un tiempo alejado, regresó como entrenador. Primero, desplazándose los kilómetros que hiciera falta por Galicia para dar cursos donde surgiera una oportunidad y, desde hace once años, con su propio proyecto: el Tenis Gondomar.

Con su club, Freitas se propuso «acercar a los pueblos un deporte que durante mucho tiempo se ha visto como elitista que no estaba al alcance de todos». Después de tantos años de disfrutar de él como sigue haciendo -«no es un trabajo, es una pasión que me entusiasma»- , su propósito fue ponérselo fácil a los chavales de la comarca para aproximarse al deporte de la raqueta. «Empezamos dándolo a conocer en los colegios e intentando que deje de asociarse a familias con un nivel económico alto. Buscábamos que fuera visto como una actividad extraescolar más, igual de accesible que el fútbol o el baloncesto».

El origen último del club está en un curso ofrecido por Freitas en el IES Auga da Laxe gondomareño. «Se apuntaron más de 40 personas y fue una experiencia muy buena. Los participantes se quedaron con ganas de competir y su empuje fue lo que me llevó a plantearme algo más serio». El fundador ejerce de director y de entrenador principal en un club que hoy ronda el centenar de deportistas. «He tenido alumnos de más de 60 años a los que no les puedes pedir lo mismo que a uno de 20, pero tengas la edad que tengas, el tenis es un deporte que te permite aprender y disfrutar, que es a lo que damos prioridad en el club desde que cualquier persona se inicia. Y engancha», asegura el preparador.

A juicio de Freitas, el tenis es «un deporte mucho más complicado de lo que la gente piensa». Precisa que se necesita dedicación si se quiere evolucionar, pero que el trabajo garantiza que no cese ese crecimiento. «Yo mismo llevo toda una vida jugando y sigo perfeccionando cosas. Siempre tienes margen para mejorar tu derecha, tu revés, encontrarte más cómodo en la pista...».

La exigencia de la disciplina y la necesidad de mucho esfuerzo, dedicación y sacrificio para mejorar hace también que «haya quien se frustra y lo deja». El fundador del Club Tenis Gondomar considera que su trabajo pasa por evitarlo. «Nuestra labor es que sean conscientes de que requiere un trabajo y guiarles, encontrar la forma de que consigan ir a más sin dejar de disfrutar», reflexiona.

Esa labor la comparte Freitas actualmente con dos entrenadores más que son chicos que pasaron por sus manos como alumno. «Son personas que conocen muy bien las pautas con las que trabajamos en el club porque se han formado aquí en su infancia y conocen todo de primera mano», celebra. Para Freitas es vital que todos trabajen de la misma manera y teniendo muy claro lo que quieren transmitir a los tenistas más allá de lo meramente deportivo. «No solo queremos que aprendan tenis, que también, sino que se hagan amigos, que aprendan a ser buenos compañeros, se respeten que el que está a un nivel superior tire del que viene por detrás», detalla.

Organizan numerosas actividades con esa filosofía de que los chavales se relacionen y se formen al mismo tiempo que practican deporte. «Tratamos de ser como una gran familia. Hacemos xuntanzas de doce horas con partidos todo el día y torneos benéficos a cambio de alimentos para inculcarles la importancia de ser solidarios», recalca.

La idea es enseñarles desde que empiezan cómo afrontar las situaciones a las que se van a tener que enfrentar cuando crezcan. Como tenistas, pero también, en la parte que les toca, como personas. «Les intentas inculcar valores para la vida y al mismo tiempo les preparas para cuando estén solos en una pista, enfrente de un rival y teniendo que solucionar ellos solos los problemas. A tener fortaleza tanto física como mental. Como en la vida», finaliza.