La Guardia Civil peina los montes en busca de trampas para ciclistas

Monica Torres
mónica torres GONDOMAR / LA VOZ

GONDOMAR

Mónica Torres

Los agentes descubren en Gondomar troncos cruzados en las pistas

03 sep 2015 . Actualizado a las 10:23 h.

«Son, sin duda, obstáculos potencialmente peligrosos, pero no sabemos aún si son trampas. De momento desconocemos la intencionalidad». Los guardias civiles del equipo de Seguridad Ciudadana del puesto de Gondomar que investigan una nueva denuncia por la posible colocación de trampas para ciclistas en el monte trabajaron ayer más de tres horas sobre el terreno.

Fue un peinado exhaustivo durante el que les acompañó Roberto Álvarez, deportista que dio la voz de alerta cuando el grupo de ciclistas con el que iba se topó el lunes de frente con troncos y piedras en medio de una pista forestal. Ellos, expertos de la bicicleta y del enduro, consiguieron sortear los obstáculos, pero conscientes del potencial riesgo tras accidentes de gravísimas consecuencias en municipios próximos, presentaron el martes la correspondiente denuncia.

La inspección ocular del lugar fue el primer paso tras abrir diligencias. Los agentes recorrieron varias veces la zona describiendo a pie la misma ruta que el grupo de ciclistas hizo el lunes por la tarde. El escenario era el mismo, pero las miradas distintas. La Guardia Civil revisó palmo a palmo el trayecto y dio por evidenciada la intencionalidad al identificar los cortes hechos, presuntamente con un hacha, a los troncos que se cruzaban en el camino de descenso desde Mañufe.

Para Roberto Álvarez, vecino de la comarca y experto deportista, no hay duda de que se trata de trampas que podían haber tenido consecuencias fatales. No solo los troncos. Considera que también las piedras que estaban cruzadas fueron colocadas a propósito.

La Guardia Civil indica que hay que esperar a que se concluyan las diligencias advirtiendo sin embargo que «lo más difícil en estos casos suele ser precisamente demostrar esa intencionalidad». Ninguna de las partes duda de que, efectivamente, al menos cuatro troncos fueron cortados y colocados cruzando una pista. «Está claro que los árboles han sido cortados con herramientas y atravesados en el tramo de paso por el que iban las bicicletas pero desconocemos la intencionalidad, porque es algo subjetivo», explica uno de los agentes del equipo de Seguridad Ciudadana de Gondomar.

Durante más de dos horas, los tres buscaron por el monte la rama de árbol que, a modo de estaca afilada de casi dos metros de altura, se encontraron los ciclistas tras una curva cerrada. Los deportistas, tras esquivarla, la lanzaron tan lejos como pudieron el lunes. La búsqueda resultó infructuosa hasta primera hora de la tarde. Uno de los guardias civiles del servicio recorrió a pie toda la empinada ladera del monte y, cuando ya parecía imposible, localizó una rama similar a la descrita y bien afilada en su punta que se correspondía con la mencionada en la denuncia. Incluso regresó al lugar indicado anteriormente y dieron con el árbol del que se había cortado la rama, que aún conservaba también restos de haber estado enterrada por uno de sus extremos.

Aún así, extreman las precauciones y no quieren dar nada por hecho. «Hasta que Roberto Álvarez la reconozca como la estaca que dijo haberse encontrado en medio del camino, no podemos dar por hecho que sea esta», indicó otro de los agentes.

La localización de los obstáculos refuerzan la denuncia de que sean trampas. «Si alguien quiere que no pasemos, con que ponga una señal de prohibición ya estaba, aunque hay que saber que nuestra intención es siempre ayudar a mantener el monte y siempre que haya ciclistas podemos vigilar», destaca Álvarez. Pone como ejemplo de esta colaboración entre propietarios y usuarios a la comunidad de montes de Coruxo.

Vigilancia

Los troncos estaban colocados en la parte más baja y de pendiente del circuito y la estaca, clavada en el suelo, justo detrás de una curva cerrada y sin visibilidad». La Guardia Civil continúa con la investigación, pendiente de localizar y hablar con los dueños del monte. Es la primera vez que se da un caso así en Gondomar. Hace años se localizó un cable en medio del monte, justo cuando aparecieron en Oia, pero tampoco se demostró la intencionalidad. Tanto en Gondomar como en Oia, los cables de acero estaban situados sin identificar ni advertencia alguna a la altura del cuello de ciclistas. Los propios comuneros vecinos y deportistas vigilan para evitar potenciales accidentes.