Un basurero sobre la herencia de san Paio

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

CRECENTE

Oscar Vazquez

Una asociación organiza una recogida de los escombros que se acumulan en el monasterio de Albeos

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2012, cuando se cumplían 1.100 años del nacimiento del mártir Paio en Crecente, cientos de fieles se acercaron a visitar su lugar de origen. Ya entonces, el monasterio al que el santo daba nombre era una ruina que sus propietarios ofertaban en Internet por 300.000 euros. Nadie quiso comprarlo. Siete años después, los restos situados en el centro de la aldea siguen deteriorándose bajo un conglomerado de maleza y escombros que se han ido amontonando aprovechando sus paredes deshabitadas.

«Albeos nace porque a familia de san Paio colle o que ía ser a súa herencia e funda un mosteiro». Lo explica Carme Varela, secretaria de la asociación O Sorriso de Daniel, cuyo objetivo es divulgar y preservar el románico gallego. Se desconoce si de aquella primitiva construcción queda algo bajo las ruinas actuales, que corresponden a una edificación levantada entre dos y tres siglos más tarde, cuando en Galicia trabajaban decenas de canteros que daban forma al rico románico gallego. Pero lo que queda en pie del antiguo San Paio de Albeos tiene un «interese patrimonial e histórico» que la asociación cree que no debería perderse. «Había que facer algo para que a edificación non se perdese de todo, porque é un punto historicamente con moito peso».

«Había que facer algo para que a edificación non se perdese de todo»

Convencidos de ello, los miembros del colectivo han decidido que no basta con decirlo, sino que es necesario hacer algo. Así que han organizado un fin de semana de limpieza en el monasterio. Han conseguido el permiso de los propietarios, que viven en el extranjero, y han enviado cartas a la Dirección Xeral de Patrimonio y al Concello de Crecente. También han pedido voluntarios dispuestos a dedicar la tarde del sábado 28 y la mañana del domingo 29 a despojar los vestigios de Albeos de la basura que los cubre. La respuesta ha sido muy buena: «Temos xa un grupo xeitoso. Con nós van arquitectos e arqueólogos que nos van marcando como traballar, e tampouco queremos que nos desborde, porque o espazo de Albeos é limitado», explica Varela. Entre los voluntarios esperan incluso a una pareja que celebra ese mismo sábado sus bodas de plata y que se ha comprometido a acudir con sus invitados a colaborar antes de continuar la celebración.

Un fleco pendiente

A dos semanas de la cita, la asociación tiene ya casi todo listo para limpiarle la cara a Albeos. El casi lo provoca un quebradero de cabeza no menor, porque este viernes todavía no sabían si tendrían un lugar en el que depositar la basura. «Aquilo é un basureiro incontrolado no medio da aldea. Hai de todo, e Crecente non ten punto limpo». Así que «se o concello non pon unha bañeira a ver como solucionamos, porque tampouco podemos encher os colectores e deixar aos veciños sen un lugar onde botar o lixo». Decididos no solo a recoger, sino a clasificar y separar lo mejor posible los escombros que recojan, se centrarán los días que quedan hasta ese fin de semana en tratar de buscar una alternativa para el depósito de los restos.

La iniciativa de O Sorriso de Daniel tiene un doble objetivo. Por una parte, servirá para liberar la construcción de la basura que la rodea y quizás para conocer mejor los restos que todavía permanecen. Como en cada una de sus actuaciones, el colectivo fotografía y documenta cada uno de sus pasos para elaborar un informe que después entregan a Patrimonio. «O lóxico sería que non se perdese, ao mellor facer unha consolidación dos muros. Xa unha restauración seguramente non ten moito sentido», opina Carme Varela.

Pero además, quieren que su actividad sirva también para concienciar tanto a los vecinos, «para que non leven nada alí» como a la sociedad gallega en general sobre la conservación y el cuidado del patrimonio.

Esta no será la primera intervención de O Sorriso de Daniel, que previamente ha actuado en Pardollán, en el Concello de Rubiá, en Santo Estebo de Ribas de Sil y en San Paio de Abeleda, en cuyo deterioro centraron una intensa campaña de concienciación acompañada de actuaciones sobre el terreno. Salvar lo que queda de San Paio de Albeos es su próximo reto.