«Puedo dar educación física en silla de ruedas y matemáticas no; no tengo aula»
CANGAS
Lea Luaces denuncia «barreras humanas» para trabajar en un instituto de Cangas
21 sep 2024 . Actualizado a las 11:02 h.Una profesora del IES Rodeira de Cangas en silla de ruedas no puede dar sus clases de Matemáticas pero sí las de Educación Física. Advierte y denuncia «barreras humanas» para «poder trabajar como los demás». Pide un aula propia, conexión a sus dispositivos de trabajo y un baño adaptado en el que pueda entrar con su silla y su asistente personal para no tener que salir al del bar que está a 150 metros del centro, «porque en el que hay no entro».
Se llama Lea Luaces y quiere visibilizar su situación «después de semanas llamando a puertas que no me dan soluciones, porque los alumnos están también perdiendo clases», advierte. Es su primer año en este centro, aunque lleva seis como profesora interina de Secundaria y antes fue docente universitaria. «No puedo dar clases de Matemáticas por no disponer del aula propia a la que tengo derecho por ley, para poder estar en igualdad de condiciones que mis compañeros y sin incurrir en un riesgo para mi salud y tampoco puedo enchufar mis dispositivos en el aula al ordenador de aula», explica. «Mi tableta gráfica y mi iPad son mi tiza pues no puedo utilizar la pizarra debido mis condiciones de salud», indica la docente.
Su vida cambió hace justo tres años, cuando en septiembre del 2021 una caída por las escaleras en casa acabó desencadenando un síndrome de Sudeck, «que es una alteración neurovegetativa y degenerativa, que me ha provocado una parálisis total de las piernas y parcial del brazo derecho». El historial médico incluye dos ictus isquémicos y la implantación de un neuroestimulador medular «porque además de una discapacidad, tengo una dependencia tipo 2 grave y estoy en un estado cuatro de la unidad de dolor, lo que quiere decir que ya superé el límite de la medicación».
Lea preferiría no tener que airear su historial médico porque lo que quiere hacer valer es su currículo, «pero doy el paso porque me siento totalmente humillada e indefensa y ya no sé qué hacer».
«Vivo con dolor las 24 horas del día, pero no voy a renunciar a mi sueño de seguir trabajando como profesora por ir en silla de ruedas», insiste.
El único momento en el que se le percibe vulnerable es cuando muestra esa «impotencia» que siente por no poder trabajar como quisiera. «No pido nada que cueste dinero, ni que sea tan difícil, no lo entiendo».
Lea es también profesora de Educación Física. «Esa materia sí que pude empezar a impartirla porque mi silla se puede mover por el pabellón y acabé llorando de felicidad tras una clase en la que los alumnos disfrutaron como yo, gracias también a mis compañeros de departamento».
Lea denuncia «barreras especialmente inadmisibles en un colegio y para una profesión que ha de defender valores y derechos inclusivos». La profesora explica que ya hace mes y medio que en el instituto sabían de su incorporación para este curso y que tomó posesión el 2 de septiembre «por lo que no ha sido por falta de tiempo». Solo tiene tres pretensiones. Una es el aula propia «porque no puedo acceder a las dos que me han asignado ya que cada vez que he de pasar hay que mover todas las mesas y además están muy lejos una de otra y he de llevar material que pesa quince kilos».
«Me dicen que Inspección Educativa está muy ocupada y que les ha dicho al equipo directivo que vaya tirando así, pero no puedo», afirma. Para poder dar clase necesita además que el equipo TIC instale y compruebe las conexiones para poder emplear sus dispositivos. «No puedo enchufar mis dispositivos en el ordenador al no haberse colocado y probado el sistema y me es inviable andar cambiando los cables hora tras hora, solo necesito que se instale», insiste.
A Lea Luaces le propusieron una incapacidad permanente cuando se vio comprometida su salud. «Me amenazaron con retirarme a los 39 años por mi enfermedad, pero me niego. Tengo derecho y quiero ejercer la profesión para la que me preparé y formé en igualdad de condiciones que mis compañeros», reclama.
Xunta
La Consellería de Educación indicó ayer que el centro es accesible. «Tiene ascensor, dos baños adaptados y rampa para acceder al pabellón», señalaron. En todo caso, dicen, «se va a hacer una evaluación de sus necesidades, tanto a través del Equipo de Orientación Específica como de los servicios de inspección médica de la Consellería para tomar las medidas que sean oportunas».
Ha tenido que recibir atención médica urgente por problemas de corazón
La profesora Lea Luaces asegura que no pidió siquiera una adaptación para ella sino «para que mi alumnado estuviera en igualdad de condiciones que los demás del centro». Sostiene que la situación le está perjudicando gravemente «puesto que me afecta al sistema nervioso y a mi patología de Sudeck». «El miércoles de la semana pasada tuve que ser trasladada en estado grave por el 061 al Álvaro Cunqueiro porque llegué las 230 pulsaciones por minuto y el miércoles la ambulancia medicalizada tuvo que acudir, otra vez por un problema de corazón y estuve en observación hasta que mi estado de salud dejó de correr peligro». «Yo acepté seguir siendo profesora pese a estar en una silla de ruedas, pero no quiero aceptar estar sin dar clase por algo así», insiste.