Dani Cerqueira Capitán y pivote del Balonmán Cangas: «Cangas tiene algo especial, un don»

CANGAS

ABRALDES

Se retira tras nueve años en O Gatañal y sin ningún descenso en su haber

14 jun 2021 . Actualizado a las 11:48 h.

Dani Cerqueira (A Guarda, 1984) se retira del balonmano sin ningún descenso que pueda afear su currículo. El pivote y capitán del Balonmán Cangas pone fin a su periplo después de obrar un año más el milagro de la salvación. Atrás queda su reconversión en el Atlético de Novás y sus muchos goles (617) en la máxima competición de clubes del balonmano español, que considera que carece de la consideración que se merece.

—Eso de retirarse sin ningún descenso debe ser una gran sensación.

—Nunca había tenido ningún descenso y no sería grato tenerlo en la última temporada que juegas. Al final salvamos la categoría y todo fue un alivio.

—Ustedes habían jugado en la víspera y tenían que esperar los resultados del domingo, ¿cómo vivió el día de la salvación?

—Quedé con un compañero de equipo y estuvimos viendo los dos partidos en los que estábamos implicados. Por momentos pensamos que no era el día, pero terminamos saltando los dos.

—¿En los últimos minutos del partido del Guadalajara tenían más nervios que si estuvieran jugando?

—La verdad es que sí. Había muchos nervios y estábamos deseando que por lo menos hubiese un empate, que al final se dio.

—¿Qué balance hace de su paso por el balonmano?

—Comencé de pequeño haciendo un deporte a nivel ocio con mis amigos en A Guarda y poco a poco se fue convirtiendo en una práctica deportiva que hasta los 25 años compaginaba con los estudios y luego llegó el momento de dar el salto y pasar a ser profesional. Nunca pensé que llegaría a ese punto y al final fueron once años, dos en Vigo y nueve en Cangas, de los que me siento muy orgulloso. Me respetaron las lesiones, hice lo que me gustaba, y conocí a un montón de gente, y aún encima lo pasé bien.

—¿Para usted qué significa el balonmano?

—Algo que comenzó siendo como ocio y al final se convirtió en un trabajo. Un modo de hacer deporte y de estar bien con uno mismo a nivel físico y mental, también un modo de diversión, de hacer lo que te gusta. El tema compañerismo para mí fue fundamental.

—¿Siempre fue pivote?

—Hasta los 22 años jugaba de lateral y de un día para otro Jota, que me entrenaba en el Novás, me puso a jugar de pivote. La apuesta fue un acierto.

—Y se convirtió en uno de los pivotes más influyentes del Cangas conjuntamente con Fernando Eijo...

—Cuando llegas a un sitio, nunca sabes el tiempo que vas a estar. Vas renovando año a año y cuando te das cuenta, llevas nueve en Asobal. Compartí con Fernando cuatro años y luego cogí yo la capitanía.

—¿Cangas es una pequeña Galia en el mundo del balonmano?

—Cangas tiene algo especial, como un don. La sensación y el ambiente que se vive es algo especial. En Cangas, siempre hay un momento de la temporada en la que no salen bien las cosas y no salen resultados, pero terminamos sacando las fuerzas de donde sea y entre los compañeros y la afición, con todos trabajando en la misma dirección, al final siempre lo conseguimos. De los nueve años, llevo siete salvándonos en las últimas jornadas. Muchos años nos daban por muertos y al final sacamos los puntos y salvamos la categoría. Es una tónica común en Cangas, que parece que nos gusta llegar al límite, que estamos al final de la valla y siempre nos salvamos.

—¿Este era el año más complicado por los cuatro descensos?

—Sí. Fue un año diferente, con parones, confinamientos, fue un año atípico a nivel deportivo, pero creo que con el tema del covid hicimos más grupo dentro del equipo, estábamos en contacto entre nosotros y, como nos llevábamos muy bien, nos hizo tirar para adelante. Estábamos siete equipos en esa zona baja y cuatro de ellos bajaban, eran muchas plazas.

—¿Hay algún entrenador que le marcara en su trayectoria?

—Jota fue el que me dio el cambio de lateral a pivote y eso me hizo evolucionar en otro puesto y quién sabe, si no me llega a hacer ese cambio igual no conseguiría estar once años en la élite. También Nacho Patiño y Abel en O Rosal y el paso a la B con Quique, que fue el entrenador que me dio la opción de dar el salto, luego con Pillo fueron cinco años muy buenos, llegando a Europa... Tengo buen recuerdo de todos.

—¿Piensa que el balonmano está bien considerado en el mundo del deporte?

—No tenemos, ni tendremos, la trascendencia del fútbol. Me gustaría que el balonmano estuviese mejor valorado a nivel social. En otros países, como Francia o Alemania, está más profesionalizado, pero aquí genera mucho el fútbol y el balonmano no tanto.

 EN CORTO

Cerqueira todavía no se siente exjugador ni se ve por el momento en los banquillos.

—¿Ya se siente exjugador o aún no tuvo tiempo?

—Por ahora no. Ya le dije a Nacho (Moyano, el entrenador) que algún día apareceré por el pabellón para estar en el ambiente, pero igual me noto más exjugador cuando comience la competición la próxima temporada.

—¿Se ve en los banquillos o eso no es para usted?

—Estuve entrenando a niños durante cinco años, pero ahora mismo no me lo planteo.

—¿Su comida favorita?

—Pasta con milanesa.

—¿Una bebida?

—Agua, o una cerveza de vez en cuando.

—¿Qué coche tiene?

—Un Peugeot 508.

—¿Su película favorita?

—Me gustó mucho Cadena Perpetua.

—¿Es de libros?

—No soy muy lector.

—¿Le gustan otros deportes aparte del balonmano?

—Sigo el ciclismo y el baloncesto, suelo ver bastantes deportes.

—¿Algún sitio para perderse en el mundo?

—Un sitio tranquilo en donde estés solo y no encuentres a nadie, puede ser el monte o una playa desierta en invierno.

—¿Qué aprendió de la pandemia?

—Conocerse más a uno mismo y asumir que la cuestión sanitaria tiene que estar siempre por encima de todo.

—¿Es de redes sociales y nuevas tecnologías?

—Estoy en las redes, pero no soy un fanático, de esos de estar ahí todos los días cada poco colgando cosas.