El artista con la obra más fotogénica de Galicia

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

CANGAS

XOAN CARLOS GIL

El morracense Lito Portela es el autor de la Caracola, la famosa estructura metálica que desde el 2004 se sitúa delante del espectacular paisaje de Cabo Home. Le gusta que se suban a ella, «pero non 30 á vez»

21 oct 2020 . Actualizado a las 06:57 h.

Probablemente, la caracola de Lito Portela (Coiro, Cangas do Morrazo, 1958) sea la escultura más fotografiada de Galicia. El artista es consciente de que juega con ventaja y que gran parte del mérito no es suyo, porque el paisaje que la rodea ayuda bastante a que Instagram registre miles de subidas a la red de su estructura metálica.

Los miles de visitantes que pasan cada año por Cabo Home enmarcan su obra tras espléndidas puestas de sol con vistas a la Costa da Vela. Buena parte de la silueta de las islas Cíes también cabe en la foto sin moverse demasiado. Y aunque en absoluto reniega de ese trabajo, «porque é unha obra madura que recolle todos os elementos con que adoito traballar: a líña, a curva, a relación co mar e a intervención do espazo», Portela reconoce que la obra que siempre le interesa más es la última.

Como recoge en su perfil biográfico el crítico Alberto González-Alegre, empezó a exponer en 1988 en Moaña y poco a poco fue llevando su obra por toda Galicia, solo o en compañía de otros. Ha participado en certámenes de importancia y ha ganado algunos, pero eso no es lo que le mueve. «A pegada que a natureza deixa encol da pedra, á beira do camiño, a morfoloxía do muro erosionado sobre o que se insinúa unha forma fugaz e inacabada. Ese é o mundo de procura e achado na reflexión soñadora deste pintor», dice, y Lito Portela lo corrobora. Él mismo cuenta que «o natural, que non a natureza, é a esencia da miña obra».

La caracola fue un encargo del Concello de Cangas y compite en fotogenia desde 1992 con un entorno con el que lo tiene difícil. Aun así, lo consigue.

A la estructura de acero inoxidable se suben muchos de los visitantes que no se conforman con mirar. Su creador asegura que no le molesta, que le gusta. «A xente conecta con ela e estaba pensada para iso», pero «que se suban de trinta en trinta é demasiado».

ANTONIO MARTÍN SOTELO

Portela siempre ha alternado pintura y escultura. Traballo por proxectos», dice. «O que teñen en común é o papel, e que sempre falo arredor do mismo», advierte. Comenzó muy joven, partiendo de una formación autodidacta, y buscando un lenguaje propio. El artista opina que «ao estar en contacto sempre con xente do mundo da arte, apréndese máis aí que en calquera outro sitio». Él siempre tuvo claro que ese era también su lugar aunque ahora lo combina con la docencia en pequeño estudio en Cangas.

Pintura con música y textos de Romón

Sobre su nuevo proyecto, titulado Arte por catálogo, explica el artista que «falo moitas linguaxes distintas e pódese dicir que é unha reflexión sobre a maneira de facer as cousas que teño, sobre a pintura que fixen ate o de agora». La base de lo último ya se avanza en el título, ya que se sirve de catálogos de exposiciones, casi todos ajenos y alguno propio, que el autor interviene interactuando con ellos. «Son de artistas que de algún xeito tiven relación con eles ou que a súa obra me impactou», aclara.

El espacio al que ha sido invitado a exponer es una singular sociedad cultural en la que fluye la creatividad de una manera envidiable, y en estos tiempos covid en los que casi nada se mueve, todavía más. Se trata de A Madriña, un local enclavado en la calle que da nombre al barrio (Churruca, 12, 1º, entresuelo), y que nació en 1995 en la desaparecida sala Vademecwm, con banda sonora de los RemolcaMadriña y estética gráfica de Ramón Trigo. Desde entonces han ido haciendo sus cosas sin darles demasiada difusión porque siempre han funcionado como un club privado aunque sin excluir a nadie y ajeno a pretensiones. De hecho, Portela está sorprendido «e moi agradecido» por haber sido invitado por A Madriña a mostrar su trabajo allí. «Sedúceme porque ten que ver co meu traballo, no é un espacio convencional», apunta. El local ya es en sí pequeño, pero las normas antivirus obligan a más estrecheces y solo pueden estar, como máximo, seis personas. La duración del evento también es efímera. Empieza hoy, miércoles, y finalizará este sábado, abriendo al público de 19.00 a 20.00 horas y tras un pequeño descanso, de 20.15 a 21.15 horas. La exhibición se articula como un todo, con intervención del espacio, una música adecuada que la acompaña durante el horario de apertura, y sobre todo, como destaca el autor, «un texto do poeta de Rompente Manuel R. Romón, que o explica».