La huerta eco que es cuestión de confianza

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

CANGAS

Xoán Carlos Gil

Cristina Ambel recogió hace tres años el testigo que dejaron Suso y Olga en Cangas. En Verxel de Coiro, una finca de 6.000 metros cuadrados y con métodos ecológicos, cultiva verduras de temporada que reparte también en Vigo

27 mar 2020 . Actualizado a las 21:04 h.

Un sueño con compromiso ético. Verxel de Coiro nació como un proyecto agroecológico en busca de un modo de vida digno, con compromiso ético, de responsabilidad compartida entre productores y consumidores y respeto por los recursos naturales. El nombre de la empresa surgió de las peculiaridades del lugar donde se ubica, un espacio privilegiado donde anidan y habitan multitud de pájaros en el bosque de ribera por donde discurre el río entre molinos. El cultivo es estrictamente natural o agroecológico, lo que implica el mantenimiento de la fertilidad natural del suelo usando solo compost y abonos orgánicos.

La sevillana Cristina Ambel cambió el verde que se contempla por el que se come. Ambos reconfortan, pero un día, viendo que se le presentaba la oportunidad de dar ese salto, no lo dudó. Hace tres años que se hizo cargo de Verxel de Coiro, una finca en la parroquia de Cangas donde cultiva vegetales ecológicos de temporada. «No tenemos el sello pero trabajamos con el SPG», cuenta. Las siglas corresponden al Sistema Participativo de Garantía que, como explica, «es un sello alternativo en el que distintos productores, consumidores, tiendas y grupos de consumo certificamos, entre nosotros, a través de visitas a las fincas, que trabajamos en ecológico. Nos hacemos pequeñas auditorías entre los productores de a zona de Pontevedra», aclara especificando que, en concreto, el SPG del que forma parte es A Gavela, ya que hay varios y este comenzó a funcionar hace seis años. Ambel explica que hoy por hoy, en España no está aceptado a nivel estatal, «pero como es un sello de confianza, muchas tiendas y consumidores lo aceptan porque saben que trabajamos como si lo tuviéramos».

Sobre las razones que la llevaron a prescindir del oficial aclara que no le gusta su forma de funcionar, «se llevan un porcentaje de las ventas y yo no necesito el sello ecológico para trabajar y vender ecológico, me gusta más el otro método, aquí la gente puede venir a la finca cuando quiera, y verlo, por eso se llama así, es una cuestión de confianza».

Cristina recuerda que la finca la pusieron en marcha Suso Santos y Olga en tres fincas cedidas de distintas familias. De aquella, ella tenía un vivero de plantas ecológico y ellos eran sus clientes. Al cabo de año y medio funcionando, una enfermedad acabó en poco tiempo con la vida de la compañera de trabajo de Suso, que se queda solo con el negocio, contando con la ayuda de voluntarios. «Un año después de aquello mi vivero no estaba funcionando todo lo bien que necesitaba y me propuso trabajar con él. Empecé ayudándole en la temporada de verano, como contratada, pero luego se jubiló en julio del año pasado y me hice yo cargo de la finca», explica sobre un terreno que tiene cerca de dos mil metros donde hay dos invernaderos. La agricultora tiene ayuda de algunas fieles como Pepa, una profesora de biología jubilada que ya acudía a echar una mano cuando Suso y Olga arrancaron su proyecto, y busca algún socio que sea como ella quiere.

Cristina, que es bióloga, llegó a Galicia hace 13 años. Confiesa que se enamoró de esta tierra y terminó ya la carrera, que empezó en Badajoz, en la Universidad de Vigo. Su tarea en Verxel de Coiro es «de todo: sembrar, plantar, desbrozar, recoger, vender...», enumera. Allí cultiva un poco de todo: tomates, judías, calabacines, pimientos, un mezclum con más de diez variedades de brotes...

Durante el confinamiento forzado por el coronavirus la bióloga sigue su actividad habitual. Aunque se ha paralizado el suministro a los restaurantes a los que ella surte, que son Pan de Millo, en la parroquia de Coiro, y Menduíña, en la playa canguesa. Continúa proporcionando el fruto de sus huertas a tiendas como Árbore, en Vigo, que también es miembro de A Gavela, y a particulares y grupos de consumo. «Sigo trabajando igual porque, aunque ha cesado el consumo de unos, sube el de los otros», argumenta sobre un tipo de comercio al que la gente, además, acude de forma espaciada, con periodicidad semanal o quincenal, «y ahora manteniendo las distancias, claro», añade.

La huerta no hace envíos a domicilio, pero usa otro sistema que está más en consonancia con su filosofía de kilómetro 0. Para servir la mercancía a particulares que no pueden acudir a su finca, en Vigo queda con ellos en dos puntos fijos de la ciudad y también tiene grupos de consumo en Cangas y Moaña para los que hay que apuntarse previamente. La lista de productos disponibles cada semana se puede ver en la página web (verxeldecoiro.com) o contactando por WhastsApp o correo electrónico.