Entre la diversión y la competición

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

CANGAS

XOAN CARLOS GIL

Yasodara Pena Soage entrena al Club Río Verdugo de Piragüísmo, en el que conviven jóvenes que buscan estar con sus amigos y otros que sueñan con ser el nuevo David Cal

26 nov 2018 . Actualizado a las 10:24 h.

El río Verdugo, que sirve de frontera a Arcade y Pontevedra, da nombre al club de piragüismo en el que la canguesa Yasodara Pena intenta forjar pequeños campeones y sobre todo enseñarles los valores del deporte. El club nació a la vida hace 37 años, y en este tiempo se ha convertido en un punto de diversión y aprendizaje para un buen número de amantes de las aguas tranquilas.

A lo largo del año la presencia de papistas oscila. Mientras en los meses duros de invierno la participación de alumnos es menor, en cuanto la primavera asoma la cabeza, los jóvenes palistas también lo hacen. «Que vengan a entrenar asiduamente, hay alrededor de 30 alumnos, pero en verano vienen el doble por el buen tiempo y los cursillos de PonteVerán», explica Yasodara, cuya nómina de alumnos abraza desde los ocho años hasta veteranos, aunque el grueso se mueve entre los 10 y los 14. Ella también era una cría cuando se adentró en el universo de las piraguas en su Cangas natal. «Empecé en edad alevín en un cursillo que hubo en Semana Santa, me gustó y me quedé con mis amigos en el club, el Náutico de Rodeira. Ellos lo fueron dejando y yo continué», recuerda la entrenadora. Su caso es el de muchos.

«Normalmente a nosotros nos llegan niños por los cursillos de verano. Son actividades de quince días en julio y agosto. A los niños les gusta y a partir de ahí se van apuntando al club», detalla Yaso. Luego, explica, «está el boca a boca. A lo mejor viene un niño del cole, le gusta y se lo dice a sus compañeros. Así acaban viniendo muchos más».

Los cursillos de verano sirven como puerta de entrada al Río Verdugo y también como iniciación al mundo de la piragua. El método de entrenamiento que siguen en el club se basa primeramente en actividades lúdicas con las que los alumnos se entretengan y tomen la medida a su bote. «Lo primero que les enseñamos son las piraguas más estables, de iniciación y autovaciables, y con ellas realizamos juegos. Les enseñamos lo básico, las partes de la piragua, cómo se coge la pala, cómo ir hacia adelante, hacia atrás, girar o frenar. Todo a través de juegos, relevos, o haciendo equilibrios para que se mojen», desgrana la entrenadora, que pasó durante su juventud por el Centro de Tecnificación de Galicia y la residencia Blume, y que formó parte de la selección española juvenil. Para Yasodara, «los entrenamientos también nos tienen que servir para trabajar valores, como pueden ser el compañerismo y el respeto».

 Diversión y competición

En las filas del Río Verdugo se pueden encontrar niños cuyo objetivo es divertirse y practicar un deporte, y otros que sueñan con convertirse en el nuevo David Cal. Y los dos tienen cabida. «Los de los cursillos de verano vienen sobre todo para probar, conocer del deporte, pasarlo bien y hacer algo durante las facciones. Con los que se quedan en el club pasa algo similar. Tenemos niños súper motivados y que se lo toman muy en serio, que están entrenando porque realmente quieren conseguir un rendimiento, y otros que vienen porque también acuden sus amigos o porque es una opción saludable de tiempo libre. Para socializar. Nosotros respetamos las dos vertientes, todos son bienvenidos», dice la preparadora. Además, compaginar las dos aspiraciones resulta fácil, según Yaso. «Por ejemplo, yo planifico un entrenamiento para los infantiles; luego, hay niños que lo acaban y otros no porque van más despacio. No todos tienen el mismo nivel. Es como que, dentro de la programación general, se van individualizando después».

Aunque el Verdugo es un club pequeño, su crecimiento es sostenido. «Viene con fuerza desde la base. Creo que tienen que pasar unos años para que los que están ahora con fuerza en categorías inferiores lleguen arriba. Lo que pretendemos es que lleguen a alto cuantos más niños, mejor». Por el momento, los resultados que están obteniendo en categorías como alevín les indican que van por el buen camino.