Descubren en O Facho la existencia de un santuario de la Edad del Hierro

Monica López Torres
mónica torres CANGAS / LA VOZ

CANGAS

El arqueólogo José Suárez consigue documentar que el castro que está bajo los restos romanos de la cima del monte cangués era en realidad un lugar de culto ya en el siglo I antes de Cristo

17 jun 2018 . Actualizado a las 21:26 h.

El arqueólogo José Suárez Otero, director de las excavaciones del castro galaico-romano de O Facho en Donón (Cangas), ha conseguido desvelar uno de los secretos mejor guardados y más trascendentes sobre este enclave. «O Facho siempre funcionó como santuario. No solo hubo un santuario en la época romana, sino que lo que está debajo, que es el castro de la Edad del Hierro, no parece funcionar como asentamiento para ir a vivir, sino que ya era un lugar de culto», confirma el experto. Suárez Otero ha podido establecer que «en la época castreña, todo el monte de O Facho ya era un centro de culto».

Su investigación es fruto de las sucesivas campañas que dirigió entre los años 2003 y 2005, y en las que intervinieron el también el arqueólogo Thomas Schattner y el epigrafista Michael Koch, miembros del Instituto Arqueológico Alemán.

«Yo me di cuenta al final de la última campaña», explica. En el 2003 fueron a excavar, en una actuación promovida por el Concello de Cangas el santuario romano de la cima. «Íbamos a investigar el santuario romano pero tenía también la esperanza de destapar parte del castro para hacerlo visitable. Cuando en el 2005 el santuario ya quedó excavado, continué con el castro hasta el 2008 y, en el proceso, campaña tras campaña, me fui dando cuenta de que no era simplemente un castro galaico sino un castro santuario», revela José Suárez Otero. Ha descubierto «un santuario, pero construido con la forma de un castro y es de lo primero así que se encuentra en la Península y casi en Europa». Su trabajo, de por sí brillante, es la puerta además de otras trascendentales líneas de investigación. Hasta este momento se conocía el santuario romano de la cima, pero ahora establece que el castro que está debajo es realmente otro santuario. «O Facho está concebido como un santuario en forma de castro. Del siglo I antes de Cristo al II después de Cristo hablamos de un castro santuario. Otro es el santuario romano entre el III y el VI después de Cristo. Son dos episodios distintos de la intervención humana, dos realidades distintas con el posible nexo común de la sacralidad. En el siglo I la gente abandona el castro galaico, cuando se completa la integración en el imperio romano, pero no olvidan en 200 años que es un lugar sacralizado y volvieron a finales del III e hicieron otra cosa distinta» confirma el experto.

Sobre la existencia de otros castros santuario, Suárez Otero se muestra cauteloso. «Es posible que haya casos similares en la Galicia o en Britania, es parecido a un castro normal. Solo la reiteración de hechos anómalos vinculados al culto y a la ritualidad permiten deslindarlo de lo que es normal», dice.

«O Facho nos muestra dos episodios de momentos especialmente trascendentales, de una manera muy expresiva. Por un lado, la implantación del Cristianismo y cómo se integra con la religión pagana y, por otra, conocer la religión prerromana, cómo se manifiesta la religión en la misma época de la conquista romana. Es el primer ejemplo de que todo un sitio está pensado, planificado y construido para atender a distintos cultos», documenta el arqueólogo.

Suárez Otero destaca el valor de la nueva intervención que ha puesto en marcha la Diputación de Pontevedra hace unas semanas. «Es un paso fundamental para O Facho, que sigue siendo en pleno siglo XXI un lugar mágico», reconoce.

Sobre el diagnóstico actual, apunta que el santuario romano, considera que «ya debe estar excavado más del 50 % del espacio que ocupaba, porque era pequeño y solo ocupaba la parte alta del monte. Salvo pequeños matices, ya podemos saber cómo era». El castro santuario, añade, «es de tamaño medio y ocupa todas las laderas este, norte y parte del oeste».

Considera que la prioridad es consolidar lo que hay y completar la restauración del ámbito de 2.200 metros cuadrados con sesenta construcciones que se pretende y que «es suficiente para poder enseñar lo que allí hay». Sobre el santuario en el que ahora trabaja la Diputación, el experto apunta que no se conoce el nombre. «Tenemos la referencia a Berobreus, como ellos lo denominan, Deus Lar Berobreus, un dativo del lugar porque era el dios de ese monte y los que iban le pedían algo. Además, el concepto de salud es mucho más amplio entonces que el nuestro, en las sociedades primitivas la realidad no está tan racionalizada», dice.

«Aquí se dio el cambio del paganismo al cristianismo, algo muy importante»

El Instituto Arqueológico Alemán va a publicar este año el primer estudio de los altares localizados. Hay 174 piezas registradas en excavación entre altares completos y fragmentos. La monografía se centra en las que tienen inscripción. Es del epigrafista Michael Koch y se editará en alemán y español. También habrá una monografía dedicada al santuario en sí, de cómo era y de cómo se encontró. A partir del estudio de las aras, explica el arqueólogo José Suárez, «conocemos cómo era la religión en ese momento, los cultos y los ritos que se practicaban». El mayor problema radica en que las aras a estudiar son muy breves y escuetas, «así que no transmiten mucha información». «Normalmente suelen ser más expresivas, dicen quién las dedicó o por qué, pero aquí no. Son altares de un ámbito rural, posiblemente no muy letrado, breves y reiterativos», apunta José Suárez. Aun así, añade, «nos permite conocer más cultura y religión sobre una época que es trascendental en la historia de Galicia y de Europa en general». El santuario se construyó a finales del III después de Cristo y hasta ahora se hablaba de una ocupación de hasta el V después de Cristo, pero «yo creo que estoy en condiciones de decir que perdura hasta el siglo VI, lo que explicaría la aparición de tantos altares. Es un sitio de peregrinación regional, centrado en el ámbito de las Rías Baixas. El cambio del paganismo al cristianismo se dio dentro del propio santuario, lo cual lo hace especialmente importante. Normalmente el cristianismo rompe con lo precedente, destruye y rompe. Pero aquí tenemos un ejemplo de sincretismo entre el cristianismo y los cultos paganos, por eso es importante. Este santuario da otra perspectiva de cómo se pasa del paganismo al cristianismo en Europa», indica.

En el auditorio de Cangas hay aún aras almacenadas que, según el experto, «es un material que siempre estuvo en sus cajas y custodiado. Es un almacén, el auditorio tiene suficiente credibilidad, es evidente». Apuesta por un aula de interpretación para O Facho, «que sigue siendo un lugar mágico en el siglo XXI».