Muere el tiburón pescado en Massó

carlos ponce CANGAS / LA VOZ

CANGAS

Guardia Civil

El animal estaba ya sin vida cuando lo recogió la Guardia Civil, que ya ha abierto una investigación

14 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El tiburón pescado en Cangas el pasado domingo no pudo superar las graves heridas provocadas por el bloque de cemento que tenía atado y falleció a los pocos segundos de sacarlo del agua. Así lo confirmó ayer un portavoz de la Guardia Civil, que aseguró que cuando la patrulla se acercó a la zona para recoger al animal, este ya estaba muerto. Cuando el Seprona fue alertado, los agentes se encontraron al tiburón sobre el suelo de Massó.

Las decenas de curiosos que se habían acercado por la tarde para presenciar el hallazgo habían desaparecido. Según la Guardia Civil, tampoco estaba Pablo Aller, el pescador que sacó al escualo del agua.

Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 18.00 horas del domingo. Aller, vecino de Cangas, estaba intentando pescar chocos. Pero lo que mordió el anzuelo fue un tiburón de más de un metro y medio de longitud. «Respiraba con mucha dificultad y estaba sangrando», recordaba Aller.

La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer lo sucedido. Pese a que todavía no se han trascendido más datos, las primeras hipótesis apuntan a que se trata de una captura ilegal llevada a cabo por algún furtivo de la zona, que decidió fondear el tiburón atándole a la cola un bloque de cemento y causándole numerosas heridas de enorme gravedad.

El hallazgo causó estupefacción entre los pescadores que estaban en Massó y despertó la curiosidad de los vecinos, que se acercaron al lugar para inmortalizar el momento.

El pescador, uno de los grandes representantes del movimiento okupa en O Morrazo, bromeaba tras su captura al reconocer que la caña con la que sacó al escualo del mar la compró recientemente para pescar lubinas. «Si todas las lubinas son así... Tendré que comprar una caña nueva para tiburones», aseguró. Pablo Aller es un aficionado a la pesca y marinero de profesión que acude habitualmente al entorno de Massó a la espera de embarcarse hacia su próximo destino.

No es la primera vez que los vecinos de Cangas se encuentran con un tiburón. El pasado verano, unos bañistas encontraron en la playa de Pinténs una cría de un escualo azul, lo que también provocó una enorme expectación.