El gobierno de Cangas no tiene quejas contra los okupas de Massó y deja las medidas en manos de Abanca

Carlos Ponce CANGAS / LA VOZ

CANGAS

M.MORALEJO

El alcalde reconoce, no obstante, que "non é o mellor sitio para vivir"

12 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Al gobierno municipal de Cangas no le molesta en absoluto la presencia de okupas en el economato de la antigua fábrica de Massó. Al alcalde, Xosé Manuel Pazos, no le consta que los habitantes de Massó hayan causado ningún tipo de problema. «Eu nin siquera os coñezo. Non hai ningunha denuncia veciñal. O Concello pouco pode facer se non hai problemas de orde público», asegura el regidor.

La propietaria de Massó es Abanca, que ayer declinó hacer declaraciones sobre esta situación. Precisamente, el gobierno local recuerda que no puede hacer nada pues «trátase de unha propiedade privada», y que en todo caso habría que buscar un acuerdo con la entidad bancaria para abordar una salida. «Se o propietario non toma ningunha medida legal, o Concello pouco pode facer», argumenta Xosé Manuel Pazos, que añade que los problemas causados en el entorno de Massó en los últimos meses no fueron culpa de los okupas, en referencia a las fiestas ilegales impulsadas en la ballenera y a la entrada de jóvenes en la fábrica pese a que está prohibido el acceso.

La versión del gobierno municipal coincide con la de los propios okupas. Pablo Aller, que estuvo viviendo seis años en la fábrica y que es quien tiene las llaves del edificio, asegura que nunca le crearon ningún tipo de problema a nadie. Más bien al contrario. «Nosotros nunca robamos», insistía, mientras denunciaba que ellos sí que sufrieron actos vandálicos de gente que entraba en el economato a robarles lo poco que tenían.

El grupo, definido de ideología punk, recuerda que fueron ellos los que ayudaron a expulsar a los drogadictos que iban a Massó y que dejaban jeringuillas por la zona. «También ayudamos a una señora que se cayó y que nos tenía miedo. Pero después de atenderla se dio cuenta que no mordíamos, sino que somos muy amables», recuerda Pablo Aller.

El gobierno de Cangas, no obstante, sí que recuerda que la construcción en la que habitan los okupas no tiene licencia de actividad. «Non é o mellor sitio para vivir», reconoce el alcalde, aludiendo especialmente a las inexistentes condiciones sanitarias del edificio, que está en un estado deplorable.

El Concello está más preocupado por recuperar Massó y su entorno que por la presencia de los okupas. «Temos que buscarlle unha saída de futuro e atopar mediante o plan xeral a viabilidade urbanística necesaria», asegura el alcalde.