Un refuerzo llegado desde la Antártida

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

CANGAS

Andrés Giráldez cuenta ya en su currículo con más de una veintena de expediciones al Polo Sur.
Andrés Giráldez cuenta ya en su currículo con más de una veintena de expediciones al Polo Sur.

Tras más de dos meses trabajando en el Polo Sur, el delantero del Alondras Andrés Giráldez volvió a jugar con su equipo

06 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Andrés Giráldez (Cangas, 1984) ha cambiado la ropa térmica de la Antártida por las equipaciones de fútbol que luce en el Alondras de Tercera División. Hace poco más de una semana regresó del Polo Sur tras participar durante más de dos meses y medio en una expedición, y el pasado domingo ya se vistió de corto para jugar un partido de Liga.

Lo que para cualquier otro sería una situación de lo más extraña, para él ya resulta hasta habitual. Sus estudios de ingeniero técnico industrial le abrieron las puertas del CSIC en el 2009 y en su currículo colecciona más de una veintena de expediciones al Polo Sur. «Trabajo para la empresa pública que gestiona los buques oceanográficos y la base antártica civil Juan Carlos I. Soy técnico de instrumentación y trabajo como tal en los barcos y en la base. Mi misión es dar soporte a las campañas civiles», desgrana el delantero.

Aunque habitualmente a Andrés le tocaba estar en el barco, en esta ocasión su misión se centró en la base antártica, situada en tierra firme en la isla de Livingston. «Allí se realizan estudios de glaciares, de transmisión de ondas, de geomagnetismo...» y con ellas colabora el cangués, que ha convivido con otras cuarenta personas en las últimas semanas. «La base está en obras, están acabando la nueva instalación y llegamos a ser hasta 47 personas en momentos puntuales, aunque realizando trabajos científicos solo hay sobre unas veinticinco».

Mientras su Alondras quemaba partidos y acumulaba resultados menos brillantes de lo que quisieran, a miles de kilómetros Andrés se pasaba los días trabajando y disfrutando de un entorno único. «Un día normal allí tampoco se diferencia demasiado de uno aquí. Lo que sí cambia es que allí tienes horarios muy marcados y no te vas por ahí solo. Habitualmente te levantas sobre las ocho, desayunas y comienzas a trabajar en tus proyectos. En mi caso, voy dando soporte a todo el que lo necesite en proyectos científicos», cuenta.

Aunque entre risas explica que la conexión a Internet en plena Antártida no funciona a la velocidad que le gustaría, la distancia no le ha impedido seguir de cerca la evolución de su equipo en la Liga. «Los domingos acostumbraba a seguir cómo le iba al equipo. Siempre mandas algún mensaje para animar. Es de lo poquito que puedes hacer estando tan lejos», se lamenta el ingeniero.

Y aunque en el Polo Sur disfrutar del fútbol no es una opción que esté al alcance de su mano, Andrés encontró en qué pasar el tiempo libre que le quedaba los sábados por la tarde y los domingos. «Allí dispones de material para irte a esquiar o a hacer rutas, es todo un poco estilo libre, pero está bien y es muy entretenido». Y es que, como reconoce, en la Antártida ha podido disfrutar de experiencias a las que muy pocos tienen acceso. «Lo que más me gusta es que un día te vas a trabajar a un glaciar y te llevas los esquís, y al siguiente ves pingüinos», cuenta entre risas.

La vuelta a casa

Aunque lo primero es el trabajo, durante su estancia en la isla de Livingston Andrés no se olvidó de que a la vuelta le esperaba la recta final del campeonato con el Alondras. Así que, en la medida de lo posible, intentó mantenerse en forma, e incluso siguió algunos consejos del preparador físico. «Tanto en el barco como en la base hay gimnasio con cinta, bicicleta, pesas... y como también hay que dar soporte a actividades en los glaciares, puedes practicar algo de esquí y caminatas. La verdad es que es bastante sencillo ponerse en forma». Además, el deporte es una buena opción para entretenerse en las horas muertas.

Tan bien ha cumplido Andrés los deberes, que una semana después de su vuelta a Cangas ya volvió a jugar con su equipo. Ese que recibió con los brazos abiertos a su particular fichaje del mes de abril. Un refuerzo cien por cien morracense llegado desde la Antártida.