Desgarrador duelo en Baiona para despedir a Beatriz Lijó

Monica Torres
M.Torres BAIONA

BAIONA

Óscar Vázquez

Más de 200 personas acompañaron a la familia de esta mujer, madre y abogada, primera víctima de violencia de género en Galicia este año

08 feb 2023 . Actualizado a las 22:52 h.

Desgarrador duelo en Baiona tras la muerte de Beatriz Lijó, presuntamente a manos de su expareja y padre de sus dos hijos. La excolegiata de la villa, a escasos metros de la casa en la que la víctima había conseguido construir un hogar para su familia, se quedó pequeña para acoger a cuantas personas la querían y acudieron a darle su último adiós. Cuando su cuerpo llegó desde el tanatorio del Miñor, a las cuatro de la tarde, el atrio estaba ya repleto.

Fue una ceremonia sencilla pero cargada de emoción y cantada por el coro parroquial de la iglesia que culminó interpretando La muerte no es el final. Durante la escueta homilía, el sacerdote habló de la necesidad de buscar el sosiego del alma frente a injusticias inexplicables para la lógica. Al terminar el oficio religioso, el cura dio también las gracias en nombre de la familia a cuantas personas les acompañan en los momentos más duros. Después del funeral, de cuerpo presente, se procedió a su inhumación en el cementerio municipal, ubicado a unos 250 metros de la iglesia.

Prácticamente todo el pueblo pasó a mostrar sus condolencias a la familia de Beatriz tras una tragedia que ha sumido a su localidad en un tremendo dolor. Sobre el féretro una corona de sus hijos, los dos pequeños de 9 y 7 años, a los que este crimen ha dejado huérfanos cuando más necesitaban a su madre. El silencio con el que decenas de vecinos de Baiona acompañaron la despedida de Beatriz, la primera víctima de violencia de género en Galicia este año, fue un auténtico homenaje a esta mujer de 47 años que había conseguido con mucho trabajo y tesón forjarse una vida independiente y crear un hogar para sus niños.

«Estamos todos en shock. Hay dos familias destrozadas y unos niños que van a tener que crecer sin madre», recordaba un vecino de Beatriz con lágrimas en los ojos. Los abrazos conseguían mantener en pie a la familia y a los amigos que intentaban arroparse sin consuelo. «Era una mujer generosa, humilde y buena que solo buscaba la paz», resaltaba otra amiga.