Nueve banderas azules menos por la falta de socorristas en las playas

jorge pereira VIGO / LA VOZ

BAIONA

XOAN CARLOS GIL

Los salvavidas denuncian la precariedad de su oficio y la falta de recursos mínimos

21 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Este verano las playas del Área Metropolitana de Vigo han perdido seis banderas azules, el distintivo de calidad que concede la asociación Adeac en España. Los ayuntamientos de Cangas y Baiona renunciaron a una y cinco banderas respectivamente, ya que este año no disponen del número de socorristas suficientes exigidos por Adeac. Los seis emblemas desechados se unen a los otros tres que la administración de Nigrán descartó en abril.

Xoan Manuel Pazos, alcalde de Cangas, informó que, desde el 12 de julio, disponen de 19 socorristas y tres patrones de embarcación repartidos entre seis playas galardonadas con la bandera azul: Rodeira, Nerga, Areabrava, Liméns, Menduíña y Melide. La escasez de personal llevó al Concello cangués a dejar Areamilla sin personal de socorrismo y, por tanto, a renunciar a la insignia. A pesar del inconveniente, desde la administración local aseguran que Areamilla es fácilmente accesible para los servicios de emergencia desde el aledaño centro urbano.

Al otro lado de la ría, Juan González, alcalde de Nigrán y presidente de la mancomunidad de O Val Miñor, afirma que su concello y el de Baiona cubrieron 13 de las 34 plazas ofertadas para servicios de emergencia en las playas. En Nigrán cuentan con seis socorristas, quince voluntarios y un coordinador repartidos entre los puestos de Patos, Panxón y Praia América, además de una caseta de Protección Civil en el puerto de Panxón. A mayores, los dos concellos esperan que esta semana se incorporen tres socorristas más.

Por su parte, Carlos Gómez, regidor de Baiona, confirmó que dispone de seis socorristas desde el primero de julio. Baiona tuvo que despedirse de sus cinco banderas azules ante la insuficiencia de profesionales salvavidas. El gobernador prefiere garantizar la seguridad en el mayor número de arenales antes que conservar los certificados de la Adeac: Ladeira, Santa Marta, Ribeira, Barbeira y Concheira perdieron sus banderas pero mantienen a los vigilantes.

González y Gómez están de acuerdo en que la solución al déficit de socorristas pasaría por que la Xunta, la Academia Galega de Seguridade Pública y la Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia trabajasen juntas para sacar más plazas de socorristas y costear la formación de los aspirantes.

Hablan los socorristas

Desde la Asociación de Socorristas Profesionales de O Morrazo (ASPOM) creen que la razón de la escasez de personal es otra: la precariedad laboral. Muchos salvavidas deciden buscar oportunidades dentro de su especialidad en localidades que paguen un salario mayor que los 900 euros mensuales de promedio que ofrecen los ayuntamientos. Otros, cuando no quedan plazas, prefieren dejar de lado el socorrismo y buscan trabajo en otros sectores más rentables durante la estación cálida.

Las dificultades no acaban ahí: fuentes de ASPOM revelan que muchos profesionales de salvamento realizan otro tipo de ocupaciones temporales fuera de la época estival. Cuando comienzan las convocatorias a puestos de salvamento, los socorristas con contratos en otros sectores no pueden presentar su candidatura, ya que se les exige estar registrados como demandantes de empleo en el Sepe.

Destacan la necesidad de recursos básicos: «que llegues a trabajar y no se cumplan las condiciones mínimas o que el material esté obsoleto». La carencia de equipamiento sanitario en los puestos de socorro puede suponerles una sanción o, peor, una pena por negligencia en el caso de que algún bañista salga mal parado, por lo que muchos deciden no correr riesgos y renuncian a la plaza de vigilante.

Por si fuese poco, desde la asociación denuncian casos en los que las playas más grandes y multitudinarias apenas disponen de personal de emergencia en la orilla. Advierten que es muy difícil supervisar las zonas más amplias y pobladas con solo dos socorristas, ya que es preciso que haya suficientes efectivos para vigilar las zonas de baño y, de ser necesario, cubrir las tareas de rescate y de comunicación.

El portavoz de ASPOM, sin embargo, es optimista respecto a la comarca de O Morrazo: «Hace cinco años no disponíamos de ningún desfibrilador. Ahora en el 80 % de los puestos de socorro hay uno». Para suplir estos problemas, dice, es preciso que las administraciones locales y autonómica inviertan más en la seguridad de los arenales durante el verano.

Baiona renunció a cinco distintivos, mientras que Cangas a uno y Nigrán a tres