Ataques intencionados con perros se cobran la vida de 50 cabras en Baiona

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

BAIONA

Mónica

Además de los animales muertos hay bastantes heridos y con riesgo vital

12 feb 2019 . Actualizado a las 10:29 h.

Dos ataques con perros, presuntamente intencionados, han acabado con la mitad de la cabaña de cabras de Celestino Barreiro, poniendo en peligro además su único modo de vida, ya que se dedica a la ganadería desde hace más de una década. Su padre tuvo vacas durante más de 40 años en la Serra da Groba y él heredó su vocación y tiene su propiedad en el barrio de San Cosme, en la parroquia baionesa de Baíña. Sufrió un primer asalto el 30 de diciembre. «Entón perdemos doce cabras, todas apareceron mortas comestas por cans e espalladas pola zona», recuerda Celestino. Pero la pesadilla de la familia solo acababa de empezar, porque no hace ni una semana han sufrido otro ataque aún más devastador.

«Estabamos a durmir, eran sobre as oito e media da mañá, oímos un coche, ruidos e xa baixamos correndo pero, ao chegar, xa nos atopamos cunha ferida no almacén», recuerda. El relato de los hechos le resulta muy duro ya que ha tenido que atender en los últimos días a otras trece cabras que posiblemente pierdan también a sus crías. «Estaban todas preñadas e a punto de dar a luz. De feito, os cans atacaron no lugar xusto, que foi na zona vaxinal polo que aínda que o veterinario está a atendelas a todas, non sobrevivan ó parto», explica su dueño visiblemente apesadumbrado. «O medo que sentiron foi tal que, cando as atopamos, dúas horas despois, algunhas chegaran xa a fuxir ata a zona do Talaso e outra ata a rotonda do Rocamar», indica. Y aún le faltan otras 34. La fecha no la podrá olvidar porque desde entonces no duerme. Primero se centró en recuperar todas las cabras que pudo y ocupa el día cuidándolas, pero aún no han regresado otras 34.

«Xa damos todas por perdidas, porque non creo que aparezan vivas e non só perdemos case 60 cabras en dous meses, senón que realmente son 120 polo baixo, xa que todas elas estaban preñadas e cun só cabrito por cabeza así saen as contas», relata Celestino Barreiro. «Pedimos algo de xustiza porque así non se pode nin traballar, nin vivir nin durmir porque coa preocupación da situación e o medo a que poida volver a pasar calquera outra noite é imposible pegar ollo», asegura este ganadero de Baiona que enfrenta la pérdida de casi la mitad de su cabaña, compuesta por unos 130 ejemplares.

«Estamos moi asustados, a nosa vida é esta, dependemos da gandeiría», insiste Celestino Barreiro asegurando que «nunca tivemos problemas con ninguén nin queremos sinalar a nadie». Con la misma rotundidad sostiene que «os ataques son, sen dúbida intencionados». «¿Onde está a xustiza, que actúe por favor?», insiste emocionado al constatar las profundas heridas de las cabras que sobrevivieron al último ataque. Presentó en su momento una denuncia ante la Guardia Civil y hoy, avanzó ayer, acudirá de nuevo al cuartel para informar de lo sucedido. Al impacto emocional se le suma una importante pérdida económica difícil de sortear e imposible si no se frenan los ataques. «A día de hoxe, que xa damos pode desaparecidas tamén estas últimas 34 cabras, calculamos que as perdas económicas chegan ós 20.000 euros», señala.

No se trata tampoco de la primera vez que se enfrenta a una situación similar. «No 2010, neste mesmo sitio, os cans matáronme tamén 300 animais entre cabras e ouvellas e nunca se soubo máis», advierte este ganadero.

Los ataques se han producido a menos de cinco kilómetros del lugar de la matanza de caballos de enero que aún se investiga. Celestino Barreiro considera que no hay relación alguna entre estos casos más allá de la proximidad de los escenarios.