«El verano es el negocio del año»

pedro rodríguez villar NIGRÁN, BAIONA / LA VOZ

BAIONA

Oscar Vazquez

La cantidad de visitantes en Nigrán y Baiona cambia el ritmo de vida de los vecinos

15 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Julio y agosto son los meses más frenéticos de Baiona y de Nigrán. El clima, las playas y su patrimonio convierten a estos dos concellos en uno de los destinos más atractivos para pasar el verano de las Rías Baixas. Según los datos publicados por el Instituto Galego de Estadística, los dos se encuentran entre los diez municipios de Galicia con mayor carga poblacional de verano; Nigrán un 15 % más de sus residentes habituales, 17.593, mientras que Baiona aumenta en un 20 % los 12.119 vecinos del invierno. Cifras resultantes de la media obtenida sumando los residentes que entran en la población y restando los que se van. Aunque los concellos manejan otros datos. El alcalde de Nigrán, Juan González, explica que el municipio «triplica» la población en verano, mientras que el regidor de Baiona, Ángel Rodal, cuenta que pasan de los «12.000 habitantes a los 45.000». Respecto a la estadística del IGE asegura que «nosotros no nos inventamos los números».

Durante este mes las cifras de ocupación hotelera oscilan entre el 70 % y el 100 % en los dos concellos. Los hosteleros esperan que a partir del 15 de julio, si el tiempo acompaña, puedan colgar los carteles de completos. Los precios por habitaciones dobles van desde los 45 euros noche (la más barata) hasta los 95 euros la más cara en los hoteles de no más de 3 estrellas.

Lo que está claro es que el ritmo de vida en Baiona y Nigrán se divide en dos; el verano y el resto del año. Javier Riveiro y su hijo José trabajan en la carnicería familiar (Solymar) en Panxón, cerca de la playa. Cuando llega el verano la cantidad de trabajo «pasa de 0 a 100» y no les «da tiempo ni a tomar el café». Los carniceros cuentan que lo que más gusta en verano es el churrasco pero que con «este tiempo poco se compra». En la calle de al lado, María Isolina (Géminis) es feliz porque las ventas aumentan mucho en julio y agosto en su tienda de ropa, sobretodo vende bañadores a muchos «madrileños y ourensanos».

A Fernanda Sanromán (Nanelos) todos la conocen como Nanda. Lleva 25 años vendiendo helados frente a la playa. Para ella el verano es el «negocio del año porque soy como una hormiga. Trabajo en verano para ganarme el pan de todo el año». Cuenta que el dinero le llega para vivir hasta la próxima temporada alta, si «me administro bien y me privo de algunas cosas». Ahora, mira al cielo un poco preocupada esperando que venga el Sol y con él los clientes, pero las nubes en Panxón no le dejan ser optimista porque «no acabo de ver que venga el calor». La heladera espera que a partir de la segunda quincena de julio pasen por allí los clientes que tiene cada verano «de todos los sitios: de aquí, madrileños, ourensanos, portugueses y también mucho francés».

Justo en frente de la heladería de Nanda hay una nueva cafetería (Xuntos) donde trabajan Valeria Lago y Ana Costas. Primerizas en esto de la hostelería, reconocen que esperaban «mucha más gente». En sus jornadas de tres de la tarde a cierre venden «más que nada helados y mucho chocolate con churros» a los clientes que pasan por su cafetería, por lo general «señores mayores», un ejemplo del turismo familiar de la zona de O Val Miñor todos los veranos,

Paula Gándara tiene una peluquería a dos minutos de la playa. Trabaja durante todo el año de nueve y media a una y media, pero durante el verano su jornada se prolonga hasta las ocho de la tarde. En las sillas de la peluquería se sientan vecinos y turistas «más o menos por igual», ambos buscan peinados similares, «como los lisos y los rizos deshechos».

Las playas de Nigrán y Baiona se llenan de gente durante este mes y el de agosto, por lo que el trabajo de los miembros de Protección Civil se multiplica. Pablo Otero, Beatriz Lago y Pablo Durán forman el equipo de tres voluntarios que, junto al socorrista Cristián Gallego, están destinados en la playa de A Ladeira (Baiona) para garantizar la seguridad de los bañistas. Su trabajo consiste «normalmente en tratar picaduras de faneca y otras heridas», además de «ayudar a darse un baño a las personas con movilidad reducida». Pablo Otero explica que, a no ser que ocurra algo grave, sus jornadas van de las «doce y media del mediodía hasta las ocho de la tarde». Su trabajo requiere además saber entenderse con los turistas extranjeros en las playas. Por ejemplo, «esta semana unos compañeros han tenido que atender a un ruso».

Público internacional

Público más internacional tienen en la Casa de Navegación de Baiona. La responsable del museo, Rosa Villar, está sorprendida con la cantidad de turistas que llegan desde fuera de Europa, hay «muchos estadounidenses, argentinos e incluso japoneses». Destaca que son visitantes con «mucho interés y dispuestos a consumir artículos del museo».

En una de las vías principales de Baiona, Elduayen, dos policías locales toman un café durante su descanso. En verano el número de incidencias que tienen que atender se multiplica, sobre todo «los fines de semana y en fiestas especiales». Aunque se alegran de que el turismo aquí no sea como en otras partes de España, porque el mayor problema con los visitantes es que «no estacionan bien por desconocimiento».

Al final de la calle está el quiosco Begoña, donde trabaja Cristina Pardo, que reconoce que por ahora «no hemos tenido mucha gente», aunque espera, como todos, a que llegue hoy, día 15.

En Baiona hay turistas muy fieles que vienen todos los años»

El alcalde de Baiona, Ángel Rodal, destaca que tienen turistas «muy fieles, que vienen todos los años». Explica que trabajan durante todo el año para ofrecer un verano lleno de actividades a una población que se «multiplica por cuatro», pasando de los «12.000 habitantes a los 45.000». Cuentan con que estos meses «serán muy buenos» porque ya hay una ocupación hotelera «del 70 % a la espera de las reservas de última hora». Aunque el turismo habitual es familiar, las actividades programadas en verano son «para todas las edades porque las infraestructuras del concello lo permiten». El programa cuenta con 200 espectáculos. Destacan el festival de música electrónica, Frades Sunset Festival (18 de julio) y los conciertos de las fiestas de la Anunciada el primer fin de semana de agosto.

«Nigrán es un destino con un atractivo muy especial»

El alcalde de Nigrán, Juan González, cuenta que en verano tienen «más trabajo que en todo el año» porque la población se «triplica durante julio y agosto». Esperan muchos visitantes como cada año porque «Nigrán es un destino con un atractivo muy especial que, si el tiempo acompaña, se vende por si solo». Consciente de la importancia de los ingresos del turismo para muchos vecinos, presume de un «programa de actividades muy completo» para atraer visitantes. «Nigrán no vive solo del verano» porque tiene «ingresos importantes de las industrias del polígono industrial de Porto do Molle», dice. Ahora ultiman los detalles del festival musical más grande de O Val Miñor, el Vive Nigrán, que se celebrará el viernes y el sábado de la semana que viene al final de Playa América, en Lourido.