Sabarís explota sobre el tapiz un instinto natural

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

BAIONA

XOAN CARLOS GIL

El club de Baiona destaca como uno de los más importantes de base de la lucha libre olímpica de Galicia

22 ene 2018 . Actualizado a las 12:32 h.

La lucha es algo instintivo, explica Juan Manuel López Pérez, presidente y entrenador del Club de Lucha Sabarís. «Siempre se lo digo a los padres, es un instinto natural. Todos jugamos a tirar a otro al suelo en el agua, o en el sofá, cuando tú eres padre, tu niño se te tira encima. A los pequeños, por intuición, les gusta agarrar y jugar. ¿Qué hacemos en nuestro deporte? Pues que esas caídas las lleven controladas, que sepan caer. Los niños lo que tienen que hacer es divertirse. Cuando los padres ven que se divierten, es como se enganchan», describe el entrenador.

Juan Manuel era un crío cuando se adentró en el universo de la lucha. «Llevo una vida entera en los deportes de combate. Hice lucha libre muchos años, fui campeón de España muchas veces y estuve en el Centro de Alto Rendimiento. Yo empecé en una actividad extraescolar a los seis años y fui creciendo, mejorando y ganando títulos». Cuando dejó de competir, a los 17, se resistió a alejarse del deporte y consideró que lo que debía hacer era «transmitir a los chavales lo que yo vivía en la lucha». Un padre le preguntó si estaría dispuesto a entrenar en el Colegio Público de Sabarís en una actividad extraescolar, y así comenzó el club, con apenas cuatro niños pequeños que fueron creciendo, atrayendo a otros chavales, y a la vez ganando títulos. Porque el Sabarís, dice el técnico, «probablemente es el equipo de lucha de base más grande de Galicia». Hoy cuenta con 25 alumnos.

Los juegos son la llave de entrada a la lucha libre olímpica. «Pueden empezar a los cuatro años, pero lo normal es que vayan desde los cinco hasta mayores de edad», desgrana el alma máter del Sabarís. «Lo primero que buscamos es que los niños se diviertan. Cuando los padres ven que se lo pasan bien, es cómo se enganchan. Según van creciendo, ya los vas orientando con un trabajo más específico, pero hasta los nueve o diez lo que quiero es que disfruten y que aprendan respeto». La primera clave que incorporan es aprender a caer, «uno coge una pelota y otro la quita, hacemos juegos de resistencia, circuitos estilo crossfit en los que cada uno va haciendo un ejercicio, y actividades de otro tipo». Así es como trabajan con los pequeños, con actividades simples y básicas que les resultan lúdicas. Luego tendrán tiempo para introducir cuestiones más técnicas.

El respeto y los valores

«Es fundamental que todos los niños se respeten y sean luchadores. Yo les dejo claro que aquí esto es lucha y lo primero es respeto, les hablo muy claro desde pequeños y valoro mucho el tema de los estudios», agrega Juan Manuel, que considera que su disciplina está desvistiéndose del estigma de agresiva que algunos podrían vincularle. «No creo que se asocie con la violencia, los padres más que temor a la violencia, lo que tienen es miedo a que sus hijos se hagan daño. Tú ves niños que son muy hiperactivos y otros con problemas de coordinación. Hay niños que vienen muy eléctricos y hay que tranquilizarlos, y otros que tienen esa dificultad para relacionarse y el primer día te hacen una voltereta y se quedan asombrados. Algunos padres me preguntan cómo conseguimos eso». Es una forma de infundir mayor confianza en los propios pequeños.

Como en la mayoría de los deportes, el boca a boca funciona a la hora de atraer a nuevos practicantes, pero es con las unidades didácticas que realizan en los colegios como llegan a nuevos niños. Luego, cuando los alumnos se presentan sobre el tapiz, el entrenador cuenta que lo que más les asombras es la disciplina en sí. «Creo que descubrir un deporte al que llegan con un prejuicio, porque a veces la confunden con la libre americana de la tele, y en cuanto asisten a una clase, pues se quedan muy sorprendidos. Creo que se divierten porque es un deporte que llevan haciendo siempre y se lo pasan bien».

Los buenos resultados en las competiciones bendicen desde hace tiempo el trabajo del Sabarís, que la temporada pasada fue elegido como mejor club de base de Galicia. Y eso solo se consigue trabajando bien. «Los pequeños entrenan un par de días a la semana, pero cuando van creciendo pueden hacerlo todas las tardes». Varios campeones de España y alumnos becados en el Centro de Tecnificación confirman el esfuerzo realizado en el club de Baiona, una entidad que surgió como «una apuesta personal» de Juan Manuel y que ha crecido para asentarse.