«Nuestras boyas están diseminadas por todos los océanos del mundo»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

BAIONA

óscar vázquez

Marine Instruments está desarrollando una embarcación no tripulada que se dirige de forma remota

18 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Especializada en el diseño y fabricación de equipos electrónicos para la pesca, Marine Instruments (Porto do Molle) es una de las empresas de referencia en el informe Ardán, tanto en adaptación al mercado global como en crecimiento. Desde el 2013 incrementa su negocio a un ritmo del 30 %, lo que la convierte en candidata al premio Ruban d’Honeur por ser una de las 10 que más crecen en Europa. Su director, Gabriel Gómez, confirma que las previsiones para este año también son buenas, «aunque el mundo de los negocios es más volátil que nunca. Hoy estás arriba y mañana estás abajo. Hay que ir paso a paso y con los pies en el suelo», afirma.

-¿Cómo consigue una firma modesta, situada en una esquina del mapa, un despegue así en poco más de una década?

-No tenemos la fórmula de la Coca-Cola, pero creo que hay al menos dos factores clave: nacer con vocación internacional, lo que nos permitió esquivar la crisis vendiendo en otros mercados, y apostar desde el principio por una estrategia de innovación y de diversificación. Sabíamos que nuestro producto de éxito, las boyas capaces de hacer una estimación del volumen de pescado que hay en un determinado lugar del océano, también era nuestro mayor riesgo, por lo que optamos por reinvertir los beneficios en buscar otras líneas de negocio en el mundo de la pesca.

-¿Así nació el ojo electrónico para controlar el pescado que entra a bordo?

-En efecto, así nació el sistema de monitoreo electrónico, y así nació también el dron para apoyar la pesca del atún, un producto por el que estamos realizando una apuesta fuerte. La previsión es que pueda llegar al mercado antes de que finalice el año. De momento lo estamos probando en la bahía de Baiona. La idea es que en verano, con ayuda de algún cliente amigo, podamos probarlo en alta mar.

-Por clientes no va a ser, porque sus boyas satelitales están diseminadas por medio mundo.

-Es cierto, estamos en todos los océanos. En cuanto a clientes, los principales están en Canadá, Estados Unidos, Escocia, Canadá, Indonesia, Tailandia, Taiwán..., pero estamos en una carrera contrarreloj porque hay varias empresas desarrollando drones de apoyo a la pesca. Nuestra ventaja es que llevamos años trabajando con el sector y conocemos sus necesidades.

-¿Qué hace el dron que no hagan las boyas?

-Las boyas están pensadas para unirlas mediante un cabo a los objetos [especie de pequeñas bateas que los atuneros lanzan a la deriva y cuya sombra atrae a los peces], determinar su posición en cada momento y hacer una estimación del volumen y el tamaño del pescado que hay en el entorno de dicho objeto. Por el contrario, el dron está pensado para las épocas del año en las que los barcos pescan a banco libre, esto es, buscan los bancos de atunes en superficie. Suelen ser ejemplares más grandes y de mayor valor económico. Tradicionalmente, llevaban helicópteros pero supone un coste brutal, por lo que necesitan una herramienta que les permita ser más eficientes con un coste mínimo. Nuestro dron es un miniavión que se recarga con el sol y tiene más de siete horas de autonomía.

-Siguiendo esa máxima de diversificar seguro que ya tienen algún nuevo proyecto en mente.

-Algo más que en mente. Estamos trabajando en una pequeña embarcación no tripulada, de apenas 4 metros de eslora por uno de manga y unos 40 kilos de peso, igual que el dron alimentada por paneles solares y guiada a distancia.

-¿Cuál será su utilidad?

-El proyecto está todavía en una fase muy inicial, pero puede tener muchas. Por supuesto detectar bancos de pesca, nuestro principal nicho de negocio, pero en función de los sensores que se le incorporen puede servir también para peinar determinadas zonas y realizar batimetrías, detectar contaminación...

-Si la producción crece en la misma medida que las ideas van a tener que realizar una nueva ampliación de instalaciones y de plantilla.

-La de instalaciones ya está solicitada. Hicimos una en el 2015, pero necesitamos otros 800 metros cuadrados. Estamos pendientes de los permisos y queremos aprovechar el parón del verano para realizar las obras. En cuanto a la plantilla, se ha multiplicado por cuatro desde el 2009 hasta llegar a las 120 personas, pero necesitaremos unas 20 más.

-¿No han pensado en externalizar la producción?

-Nunca. Estamos convencidos de que una parte del éxito de Marine es que ha apostado por la fabricación local. Cuando todo el mundo iba a Asia para bajar costes, nosotros elegimos tener un estrecho control sobre toda la cadena de valor. Pensamos que era indispensable para hacer un producto de éxito.