
La Guardia Civil investiga el expolio, que conllevaría una multa de 150.000 euros
21 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El insólito robo de dos petroglifos en As Neves ha desatado una oleada de indignación y asombro solidaria con los comuneros de Rubiós, propietarios de los terrenos en los que durante siglos descansaron estas joyas del arte rupestre. «Unha aberración sen precedentes», para el arqueólogo Xurxo Constenla o para su colega Xosé Luis Vilar, que manda un aviso a navegantes. «Quen o fixo xa pode ir devolvéndoos ó seu lugar porque iso non se pode agachar». Ambos expertos mostraron ayer su máxima repulsa ante un hecho que califican de inédito y para el que recuerdan, solo hay un nombre. «É un delito gravísimo contra o Patrimonio Cultural de Galicia, xa que son bens de interese cultural catalogados, polo que as sancións poden chegar ata os 150.000 euros», advierten.

No recuerdan hecho similar en la provincia ya que, aunque siguen produciéndose daños y atentados contra mámoas, yacimientos o castros, reconocen con pesar, no hay precedentes próximos a este expolio en As Neves. El secretario de la comunidad de montes, Florencio Méndez Rodríguez, fue el que dio la voz de alarma al percatarse del gran vacío en uno de sus habituales paseos por la zona. «El día 13 fue cuando me percaté porque habían desaparecido las piedras completas», explica tras presentar la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil. Presumen que, si bien, no es una zona de difícil acceso desde la pista forestal que sube desde As Neves, «fue un robo planificado, sabían lo que se estaban llevando».
Cada una de las piedras grabadas con estas manifestaciones pesa más de 500 kilos, por lo que para comuneros y arqueólogos es obvio que tuvieron que emplear un camión o una pala con grúa para poder moverlas. «Tambien quisieron llevar la más grande, por eso quedó dañada, aunque no pudieron porque supera la tonelada de peso», explica Florencio Méndez. Se trata de un nuevo atentado contra su patrimonio cuando aún no han podido recuperarse de los graves incendios del 2017 que, como recuerda el tesorero de la comunidad, «se llevaron por delante las 137 hectáreas de monte comunal».
Los dos petroglifos fueron catalogados por Vicente Caramés y Manuel Alfonsín en 1991. Uno de los grabados es una retícula de unos 4.000 años de antigüedad, de la Edad de Bronce y el otro es de cruces, por lo que su cronología es moderna y no superaría los 1.500 años. «É como se alguén atopa unha aguia real morta nunha cuneta e mesmo así, unha especie aínda se podería tentar introducir de novo pero non hai xeito de restituir o gravado dun petróglifo, é gravísimo», insiste Constenla.
La investigación está en manos de la Guardia Civil pero la colaboración ciudadana es fundamental para colaborar en el esclarecimiento del caso.