«Mi hija me preguntó por el fin del mundo»

Luis c. Llera / Miriam V.F. AS NEVES / LA VOZ

AS NEVES

L. C. Llera

Los incendios devastan As Neves y la dejan sin agua potable, teléfonos fijos ni Internet

18 oct 2017 . Actualizado a las 12:24 h.

As Neves se encuentra sin agua potable, sin Internet ni telefonía fija y con dificultades para comunicarse por el móvil. El fuego devastó la mayor parte del municipio, el tendido telefónico y la centralita de Telefónica. Movistar no funciona y tampoco los ordenadores. Las dos entidades bancarias que operan en el centro de la villa, Abanca y Santander tuvieron que cerrar sus puertas. «Tenemos que ira a sacar dinero a Salvaterra o Ponteareas», comentaba un vecino tras un intento infructuosos de acceder al cajero automático. El problema de las telecomunicaciones también afecta al cercano municipio de Pazos de Borbén. Su alcalde, Andrés Iglesias, confiaba ayer por tarde en que se solucionase cuanto antes incluso esa misma noche.

En el entorno del Concello de As Neves existen dificultades hasta para comunicarse por móvil. «Menos mal que teño Meo, así como soa, É a compañía de telefonía móvil de Portugal», aclara el alcalde de As Neves, el nacionalista Xosé Manuel Rodríguez, que ayer hizo de cicerone al socialista Pedro Sánchez para recorrer las zonas devastadas del municipio.

En los supermercados, los vecinos arrasan con las botellas de agua puesto que un bando municipal prohíbe desde ayer el consumo del agua del grifo por contaminación.

La carretera entre Ponteareas y As Neves es el purgatorio, la antesala del infierno que se vivió en As Neves. En este vial todavía quedan pequeñas fumarolas también presentes en los cercanos montes de Guláns, en Ponteareas. El alcalde de Ponteareas, Xosé Represas, señala que la política forestal debe cambiar y construirse cortafuegos.

Ponteareas ha sido solidaria con As Neves y con los restantes pueblos de alrededor. Los bomberos tuvieron que atender cien focos durante el fin de semana y el pabellón Álvaro Pino se convirtió en refugio de 40 personas de toda la comarca que tuvieron que abandonar hogares. La concejala de Seguridad, Vanesa Fernández expresa su deseo de tener más plantilla de bomberos, «pero no disponemos de medios». El Concello de Ponteares ha pedido a la Diputación y la Xunta que asuman el parque municipal como si fuera un subparque de O Porriño.

Muchos de los evacuados durante el fin de semana fueron acogidos por amigos e incluso por desconocidos que se unieron ante la batalla que se libraba palmos a palmo contra las llamas, que llegaron hasta el centro del pueblo, donde incluso ardió una vivienda situada en la rúa Cruceiro y que es propiedad de una familia que se encuentra ahora en Melilla, pero que va y viene. En esta calle, la empresaria Isabel Lorenzo cuenta que en el fin de semana «mi hija me preguntó que cuándo era el fin del mundo. Mañana, le contesté».

As Neves parecía ayer un escenario apocalíptico. «Os lumes das Neves, o que naceu en Padróns e asolou o Galleiro, o de Salvaterra, o da Picaraña, Guláns e tantos outros, afectaron a vivendas, bens materiais e provocaron unha paisaxe de desolación», señala Anxo Saborido, de la Asociación para la Defensa Ecolóxica do Condado. Los datos iniciales cifran en más de 4.000 las hectáreas quemadas en la comarca. «O futuro ambiental está en risco xa que os lumes forestais supoñen unha diminución da biodiversidade, afectando ao solo fértil e a recursos tan relevantes como a auga», añade.

Jugador de rugbi

Uno de los que vio su casa a punto de arder y tuvo que salvar las cosas más importantes fue el jugador del Vigo Rugbi, Koldo Barandiarán. Entre las que cogió para poner a salvo en el interior de su coche estaban todas las que necesitaba para el entrenamiento. Con parón en la Liga en División de Honor B, el jugador estaba tranquilamente en la casa que comparte con su pareja cuando vio que estaba todo lleno de humo: «Me asomé y pude apreciar las llamas a 50 metros de casa», recuerda. Tanto ellos como otros vecinos abandonaron las viviendas con la intención de hacer algo por combatir el desastre, pero enseguida se dieron cuenta de que aquello era «demasiado grande». Vino la policía y les desalojó.

Barandiarán afirma que fue la situación más angustiosa de su vida. «Y eso que nosotros no somos de aquí y vivimos de alquiler», recuerda. Aunque no fuera su lugar de origen ni su casa de toda la vida, el deportista y su novia lo sintieron así. «No teníamos dónde dormir y lo primero que piensas es en volver a casa, al País Vasco, pero no podíamos marcharnos sin saber si nuestra casa se quemaba», relata. Finalmente no fue así y ayer se disponían a volver a dormir en su vivienda, pues la noche del lunes, sin electricidad y con una atmósfera de humo irrespirable, no se lo habían permitido.

Entre el momento en el que Koldo salió de casa con lo puesto y cuando trató de dormir en casa de unos amigos -«fue una noche de una tensión terrible», cuenta- estuvo en contacto con sus compañeros del Vigo Rugbi. «Todos me ofrecieron sus casas, les estoy muy agradecido».

Pero pasados los nervios y la angustia, eso sí, Barandiarán estaba deseoso de retomar la normalidad e ir a entrenar. Porque su normalidad lleva incrustada el rugbi desde hace casi quince años.