Antolín Fernández Pajuelo sale de prisión a dos meses del juicio por el narcovelero hundido frente A Guarda

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

A GUARDA

Pajuelo fue, en 1990, el primer gallego cazado en el Atlántico con un gran porte de coca.
Pajuelo fue, en 1990, el primer gallego cazado en el Atlántico con un gran porte de coca. X FARIÑAS

Fue el primer gran alijo del confinamiento en Europa, pesó 3.700 kilos de cocaína y se introdujo en dos planeadoras en la ría de Arousa antes de ser requisado

19 mar 2023 . Actualizado a las 11:23 h.

Antolín Fernández Pajuelo, Tolín, fue detenido por última vez el 29 de marzo del 2020 en su casa de A Guarda. Pocas horas antes, a pocas millas de su villa natal, hundió el Benirrás, un velero que acababa de surcar el Atlántico con 3.700 kilos de cocaína. Antolín, agazapado en la buhardilla y «oculto bajo desperdicios», al verse rodeado de agentes, improvisó un alegato exculpatorio: «Yo el cargamento de droga lo metí por Portugal, no tengo nada que ver con ese alijo». La cita delata a Pajuelo, que él solo se implica en una hipotética descarga al otro lado del Miño para desentenderse de la que sí llevaría su firma: 3.700 kilos incautados un día antes en la ría de Arousa, y que supone el primero el gran alijo de perico decomisado en Europa tras empezar la pandemia (operación Lince-Tuneladora). 

Pajuelo, desde entonces, ha permanecido en la cárcel de A Lama a la espera de juicio o de salir en libertad condicional. El pasado día 13, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra autorizó su regreso a la calle, previo pago de 30.000 euros de fianza. La medida llega dos meses antes del señalamiento fijado para juzgar todo lo relacionado con este porte de cocaína y el velero hundido ante las costas de A Guarda. La vista se celebrará la semana del 22 de mayo, tras aplazarse la señalada inicialmente para comenzar el 27 de este mes. Para Antolín, representado por el abogado penalista Francisco Miranda, implica una petición de cárcel, por parte de la Fiscalía, de otros 16 años entre rejas por atravesar el Atlántico a bordo del Benirrás con los 3.700 kilos de coca finalmente requisados.

El velero. Captura de un vídeo tomado durante la estancia del velero en el puerto de Portonovo en
las semanas previas al viaje que realizó por el Atlántico
para recoger los 3.200 kilos.
El velero. Captura de un vídeo tomado durante la estancia del velero en el puerto de Portonovo en las semanas previas al viaje que realizó por el Atlántico para recoger los 3.200 kilos.

Una condena más a la que se enfrenta este vecino de A Guarda tras llevar media vida sentándose en banquillos de acusados para comparecer ante tribunales. Casi siempre por motivos relacionados, directa o indirectamente, con el narcotráfico. Tolín, de 56 años, se crio en la cultura del estraperlo y del contrabando en su A Guarda natal. En 1992 fue acusado de transportar 325 kilos en el pesquero Terral Colindres. Fue detenido, puesto en libertad provisional y decidió fugarse. Pero sin alejarse de casa, ni de Galicia: en 1994 se emitió otra orden de busca y captura en un alijo hundido frente A Costa da Morte. Pero su gran año fue 1995. En marzo, su voz se interceptó en el marco de la operación Papagayo. Hablaba con un proveedor en Colombia para recibir 12 toneladas de marihuana. Ya en primavera dio plantón a Baltasar Garzón en el juicio del Terral Colindres. También figuró entre los responsables de planear el asesinato del entonces juez estrella en su casa de Tomiño.

La lancha. Pajuelo y Del Río ayudaron a trasvasar los fardos a las planeadoras y, ya frente A Guarda, hundieron el velero. Luego, en la lancha auxiliar, se desplazaron al puerto de la villa con cinco mochilas negras.
La lancha. Pajuelo y Del Río ayudaron a trasvasar los fardos a las planeadoras y, ya frente A Guarda, hundieron el velero. Luego, en la lancha auxiliar, se desplazaron al puerto de la villa con cinco mochilas negras.

1995 fue año de elecciones municipales y Tolín, aunque no figuraba en ninguna candidatura, copó titulares. Le prestó 22 millones de las antiguas pesetas —132.000 euros—, tres meses antes de los comicios, al entonces alcalde de O Rosal. El regidor las pasó canutas al trascender sus chanchullos con un narco prófugo. Pero Antolín no se fiaba ni de su sombra y le obligó a plasmar las condiciones del préstamo ante notario. Ya en abril, en su pueblo, disparó a un camarero en una discoteca por mancharle la camisa. Su mal estado y poca puntería salvaron a la víctima. Lo siguiente, en marzo de 1998, fue la denuncia de Carmen Avendaño, ante la Audiencia Nacional, por planear el secuestro de su hijo pequeño. Ya en diciembre, Antolín volvió a superarse a sí mismo. Secuestró al hijo de un empresario de Cambados para retenerlo en un chalé alquilado por él mismo en Caminha. Tolín y sus tres compinches cayeron en Cascáis tras desplazarse para cobrar el secuestro.

El velero. Una cámara sumergida a 110 metros, frente A Guardia, retrató las dos letras en la popa que el mar no erosionó tras hundir el velero. Dichas letras constatan que el barco fue utilizado por los investigados.
El velero. Una cámara sumergida a 110 metros, frente A Guardia, retrató las dos letras en la popa que el mar no erosionó tras hundir el velero. Dichas letras constatan que el barco fue utilizado por los investigados.

Al mismo tiempo, en el chalé, la policía liberó al rehén. Francisco Luis Fernández, Nisco, padre de Antolín y empresario en A Guarda próximo a Alianza Popular, lo custodiaba armado con dos pistolas. Ya en el juicio, celebrado en el año 2000 en Caminha, sorprendió la presencia de un cura con residencia en A Guardia propuesto como testigo a favor de Antolín. No lo dudó, ante la atenta mirada de Nisco, juró ante Dios y el juez que, pese a su historial, Tolín era buen rapaz. Y que su colección de delitos no implicaban una penitencia excesiva.

Carlos Silla, su jefe y condenado por otro porte en Lisboa, se reencontrará con Pajuelo en la vista

La operación Lince-Tuneladora se explotó en la ría de Arousa mientras toda España intentaba adaptarse al primer, y más severo, confinamiento de la pandemia. No habían transcurrido dos semanas desde su inicio, y la ría de Arousa era escenario de una persecución de planeadoras esquivando bateas seguidas de cerca por patrulleras y un helicóptero. La investigación compartida del grupo segundo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional de Pontevedra y del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Pontevedra no implicó únicamente el decomiso de 3.700 kilos de cocaína y el arresto de las tripulaciones del velero y ambas planeadoras. También supuso acorralar al máximo exponente de la última generación de narcos en Galicia: Carlos Silla, de Vilagarcía. Él era el jefe de Antolín Fernández Pajuelo y en mayo, coincidiendo con el juicio, ambos se reencontrarán al compartir banquillo de los acusados.

Silla, desde aquel 28 de marzo del 2020, se vio obligado a huir. Permaneció escapado durante año y medio, y buena parte del tiempo permaneció navegando a vela. Aprendió de niño y tiene gran conocimiento y pericia. Por eso, no fue casualidad que su arresto, en septiembre del 2022, ocurriera a bordo de otro velero. En esta ocasión con 4.666 kilos de cocaína. Cayó en manos de las autoridades de Portugal, que ya lo juzgaron en Lisboa y sentenciaron a 14 años de cárcel. Cumple en una cárcel del país vecino y está previsto su traslado en mayo, posiblemente a la cárcel de la provincia de Pontevedra, en A Lama, para comparecer al juicio que empezará el día 22. Se enfrenta a otros 14 de cárcel, y junto a él y Pajuelo, se sentarán los otros ocho procesados.