1989: A Guarda llora a sus muertos con indignación

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

A GUARDA

Benito

El 17 de diciembre de 1989 se hundía cerca de las Azores un palangrero guardés con sus once tripulantes a bordo. El rescate estuvo presidido por la descoordinación y la falta de medios profesionales

24 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Queremos explicacións» era la reclamación, reflejada en una pancarta, de los miles de guardeses que salieron a la calle el 21 de diciembre de 1989. Y no era para menos. Cuatro días antes, once vecinos de la localidad desaparecían cerca de las islas Azores en el naufragio del palangrero Velasco Segundo. La ausencia de coordinación y la precariedad de los medios empleados en las tareas de salvamento se sumó al dolor entre los familiares de las víctimas y de toda la población de A Guarda en general.

Las condiciones meteorológicas eran muy malas en el momento en que se produjo el naufragio y, todo apuntaba a que un fuerte golpe de mar provocó la zozobra del pesquero, que permaneció varios días en posición vertical Tres barcos, que estaban en la zona, trataron de ayudar a los marineros, sin conseguirlo. De hecho, permanecieron en la zona hasta que dos días después llegaron dos destructores de la Armada.

A partir de ese momento, la descoordinación entre las autoridades portuguesas y las españolas fue total. Un buque de la armada lusa tuvo que regresar a Azores debido a problemas técnicos, y los dos destructor español tardaron mucho tiempo en llegar a la zona del naufragio. A todo ello, se unió la ausencia total falta de información a las familias.

«A las seis en Ferrol informaron que habían llegado los barcos de la Armada y que no habían encontrado nada. En tres horas no se puede perder todo. Empezamos a dudar de que haya salido algún barco en su busca. Si los pesqueros aguantaron tres días a su lado, los buques de la Armada podrían haber rescatado por lo menos las cadáveres», decía Josefina Baz, esposa del patrón del barco hundido.

Los familiares consideraron que se había renunciado a realizar el rescate, ya que se dio por hecho que en el tiempo empleado en llegar a la zona del siniestro los marineros no se hallarían con vida. «No sabemos -señaló Josefina Baz- por qué no salieron a buscarlos desde Vigo el lunes, después del naufragio, ya que desde aquí hay 421 millas, y desde Ferrol hay 445».

El armador y patrón del Ramsés, uno de los barcos que permanecieron en la zona, José Rodríguez Baz, manifestaba que su marinero de guardia en la noche del siniestro pudo ver durante toda la noche la luz del Velasco Segundo, y que fue al amanecer cuando dejó de verlo. «Estábamos juntos_ explicó_ y la línea de radio en VHF estuvo abierta durante toda la noche, y no se escuchó ninguna llamada de socorro. El barco era nuevo y estaba en buen estado. No se sabe qué pasó; hasta que rescaten el casco no se podrá saber». En opinión del patrón del Ramsés hubiera sido necesario que se enviara un avión para que reconociera inmediatamente la zona y viera si había supervivientes.

También la Asociación Española de Titulados Náutico Pesquera manifestó su malestar por el desarrollo de las operaciones de rescate, al tiempo que reivindicaba un único mando para el salvamento marítimo, para evitar lo que consideraron una «chapuza y descoordinación». «Cabe preguntarse -dijo- por qué unos barcos de auxilio tardan 30 horas en salir de puerto y si esto tiene relación con las estadísticas que nos sitúan con uno de los índices de siniestralidad marítima más importantes del mundo».

Se dio la fatídica circunstancia de que ese mismo día, frente a Carnota se hundía un mercante, provocando la muerte de cuatro de sus tripulantes.

La Armada había enviado a la zona del naufragio del Velasco Segundo a los destructores Blas de Lezo y Méndez Núñez. Según el parte que hicieron público posteriormente, realizaron una búsqueda de varias horas muy dificultosa entre vientos de 90 nudos, sin que encontraran ya restos del naufragio por lo que suspendieron la búsqueda.

«Si se gastan dinero en rescatar ballenas por qué no lo hacen por nuestros hombres; si para guerra se pone un Mystere, por qué no se puede mandar un helicóptero para ellos. Nuestros hijos preguntan y tenemos que decirles que no sabemos nada. No es posible que tarden cinco días para hacer un rescate. Queremos nuestros cuerpos. Pedimos ayuda para que se realice la búsqueda y agradecemos a los compañeros que arriesgaran sus vidas por estar allí», decía la portavoz de las mujeres de los tripulantes desaparecidos en el comunicado que leyó durante la manifestación del día 21 de diciembre.

El 26 de diciembre, seis pesqueros de A Guarda partían hacia la zona del naufragio para tratar de localizar los cuerpos de los marineros. Incluso, entonces, quizá por la críticas generalizadas a la actuación, el Gobierno envió un avión para rastrear la zona. No hubo resultados.

Todos los sindicatos con representación en el mar pidieron la creación de una plataforma única dedicada al salvamento en el mar. Pero no fue hasta el año 1992 cuando se creó Salvamento Marítimo, la sociedad estatal, dependiente del Ministerio de Fomento, encargada de llevar a cabo operaciones de búsqueda y rescate en las zonas de responsabilidad asignadas a España.