«Instalarme en la aldea no ha influido a la hora de plasmar mis creaciones»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

A CAÑIZA

M.MORALEJO

A los cursos de Cristóbal Vidal acuden deportistas, universitarios, de todo

18 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aprendió a coser de pequeño con su madre, haciendo ropa para ella y el resto de la familia y acabó titulándose en la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda de Barcelona y desfilando en la pasarela Gaudí durante varias temporadas. Pero Cristóbal Vidal siempre tuvo claro donde estaba su sitio. «Nací en Vigo, pero siempre estuve muy vinculado a A Cañiza, mi sueño desde pequeño era vivir en Achas».

-¿Ha influido en su creación residir en una parroquia de A Cañiza?

-Instalarme en la aldea no ha influido a la hora de plasmar mis creaciones. Mi sistema de trabajo es muy cerebral; tres días, como mínimo, estoy en Vigo, voy persiguiendo toda la oferta de la ciudad, mi forma de trabajar es sugestionándome por medio de la lectura. La línea troncal de mi investigación en moda se basa en la liturgia y protocolo de la aristocracia, esa simbiosis de ascetismo y absolutismo, que fue el tema de mi proyecto de fin de carrera, es el hilo conductor de toda mi creación.

-Ha sido un precursor de los que ahora vuelven a la aldea, incluso ejecutivos. ¿Es difícil?

-No. Investigo, me encierro. En el 2007 conocí a Juan, mi marido, y con él me fui a Ourense y trabajaba desde allí. Al cabo de cinco años mis padres hicieron una casa de campo frente a la de mis abuelos en Achas (A Cañiza), donde me hice un taller laboratorio para trabajar desde aquí varios días a la semana.

-¿Y sigue ahí desde entonces?

-Si, pero con interrupciones. Por ejemplo en el 2011-2012 me fui a Argelia con una oenegé para crear una escuela de moda en El Hachem con mujeres del ámbito rural. Al mismo tiempo comencé un proyecto propio de clases de moda, patronaje y costura en A Cañiza los fines de semana, donde también hago campamentos de verano infantiles de costura. Un año después inicié las clases en Vigo entre semana. Sigo con ambas, las primeras en la Casa de la Cultura y las segundas en Bouzas, en la calle Alfolies.

-¿Qué tipo de alumnos tiene?

-De todo. En Vigo tengo varios deportistas y universitarios de AD (Administración y Dirección de Empresas) y Ciencias del Mar y también los he tenido más pequeños, de 14 años. Una catedrática del campus lleva seis años, es muy buena, cose de maravilla.

-¿Aún hay prejuicios en el mundo de la costura para los chicos?

-A edad temprana aún existen, tanto en la ciudad como en el pueblo, pero cuando son ellos los que toman la decisión, entonces no. Es el entorno familiar el que condiciona, no hay el mismo ánimo con las chicas que con los chicos.

-¿Qué buscan los alumnos?

-Vienen a prepararse para ciclos de moda y patronaje o bien para aprender a hacer ropa con todos los códigos de vestuario que se han mantenido en el siglo XX. Por ejemplo, no les dejo utilizar tejidos con elastómeros ni licras hasta el tercer año.

-¿Quiénes son sus clientes?

-Cuando acuden a mí, sobre todo los masculinos, es porque buscan otro tipo de prenda. Aún en A Cañiza, el cliente masculino me pide piezas especiales, como la falda sastre o las camisas decimonónicas. En mujer, debido a que tienen más oferta e información, lo que suelen pedir es aquello que no encuentran en el mercado. La creación la hago por encargo y también una pequeña colección al año.

-¿Y desfiles?

-Cada año al final del curso hacemos un desfile de Vigo y A Cañiza, con apoyo de este último concello. Este año y el anterior no se hizo por la situación.

-¿Cómo contactan los clientes?

-Normalmente me llaman por teléfono, funciona el boca a boca. Trabajo con varios talleres que se encargan del remate y planchado, pero el diseño, patrón, montaje y prueba lo hago yo.

-¿Animan a la gente programas como Maestros de la Costura?

-Sí, la gente vuelve a hacerse ropa, los chicos jóvenes a los que les gusta la moda.

-¿Cuál es la pieza que más ha vendido?

-La falda masculina, es lo que más se identifica conmigo, pero cada vez me encargan más piezas sastre atemporales, más que vestidos de cóctel.

-¿Con qué se siente mejor?

-Me gusta diseñar, me especialicé en investigación de sastrería para abrigos, chaquetas, vestidos de moda o faldas de caballero, estudiado desde un código ergonómico absolutamente masculino, donde los cortes y movimientos de los tejidos induzcan a un matiz sobrio pero elegante.

Tras su primera aparición en Gaudí, la prensa pidió para él un desfile único

Tras graduarse en Barcelona y pasar un año como Erasmus en la Winchester School of Arts de la Universidad de Southampton, en el 2000 regresó a Galicia y ganó en dos ocasiones el concurso Tesoira, primero con una colección de mujer y después, de hombre. A partir de ahí todo fueron éxitos en diferentes concursos y desfiles, como los logrados entre el 2003 y el 2011 en la pasarela Gaudí. «Al día siguiente de presentarme por primera vez, aparecí en los medios nacionales y pedían para mí un desfile único. Lo hice en el 2004 con Jon Kortajarena, Laura Sánchez, Christian Santamaria y Mipam Thurman. Mientras, iba haciendo trabajos para otras empresas, como Adolfo Domínguez, seguía con mis colecciones y abriéndome camino entre la clientela de ceremonia», explica Cristóbal Vidal. Orgulloso de su familia, tiene puestos sus ojos en Carlota, su sobrina de ocho años, que ya hace pinitos con la aguja.